Sus orejas erguidas, "guichas", le dan el nombre de guicho, aunque también se le conoce como quisquelo. Es una raza ancestral de perros que ha sabido adaptarse a la perfección a las condiciones ambientales gallegas, haciendo de la espesa vegetación arbustiva, de los toxos, xestas y codesos, del bajo y cerrado monte, su hábitat. En este entorno se ha ido forjando esta raza de canes, transmitida de generación en generación en el rural gallego. Sin embargo, los últimos estudios de campo realizados por el Club Can Guicho ou Quisquelo, con sede en A Estrada, revelan que esta raza autóctona se encuentra en un "estado crítico". Inciden en que está al borde de la extinción, conservando en las aldeas de A Estrada, Lalín, Silleda, Vila de Cruces, Dozón y Agolada sus últimos reductos.

Es por ello que este club quiere sensibilizar a la población gallega sobre un patrimonio que se está perdiendo. "Los últimos guichos son joyas genéticas de incalculable valor", dicen. Explican que los mestizajes con razas foráneas, la falta de conocimientos de algunos cazadores por mantener el tipo puro, la consanguinidad de los últimos ejemplares y el desconocimiento por parte de la mayoría de la población de este patrimonio son factores que ponen en jaque la pervivencia de esta raza canina.

Se trata de perros "muy valientes, rústicos, ágiles y vivaces" que resultan idóneos para la caza del conejo. En el ámbito rural gallego, destaca Can Guicho ou Quisquelo, estos perros no solo tienen esta única función, sino que a su faceta de cazadores suman la de perros de granja, ratoneros, guardianes o ágil ayuda con el ganado, acompañando a vacas y ovejas. "Sin embargo, es en la caza del conejo en donde los guichos alcanzan la perfección", se subraya desde el club, recreando la estampa de la caza típicamente gallega, en la que se salía de casa a los montes vecinales con dos o tres de estos perros. "Forma parte de nuestro acervo como pueblo. Nuestras tradiciones, lo que nos ha acompañado a través de los siglos, moldeándose a nosotros y a nuestro ambiente", afirman.

A la hora de describir a este can, el colectivo señala que, desde el punto de vista morfológico, es un perro de tipo lupoide, de perfil recto, pequeño tamaño -de unos 30 a 42 centímetros a la cruz- y armonioso en sus proporciones. Las orejas "guichas" son su seña de identidad. Las hembras son más ligeras y menudas. En cuanto a su carácter, son inquietos y vivaces, con bravura, agilidad, arrojo, resistencia y tenacidad, atributos que les permiten moverse por el monte gallego como pez en el agua, siendo apropiados no solo para la caza del conejo, sino incluso para la del zorro y el jabalí. Ya en la caza, se desenvuelve silencioso y, en el momento de encontrar un rastro reciente y fresco próximo al conejo, avisa de una forma sonora característica, acompañada de movimientos ostensibles y muy rápidos de la cola.

El Club Can Guicho ou Quisquelo traslada también un error común con este tipo de perros. Indican que el primer cruce de un guicho puro con un perro de rastro puede dar excelentes resultados, aportando perros de medio rastro, rápidos y vigorosos, que gana en velocidad y vivacidad y mete mejor la nariz al rastro del conejo. Sin embargo, la asociación señala que esto tiene "graves consecuencias" ya que cuando estos ejemplares se vuelven a cruzar, en la segunda y posteriores generaciones se "descastan" y acaban resultando ejemplares inservibles para la caza. "Está demostrado que el tipo puro de guicho te garantiza continuidad en el tiempo y futuro para otros cazadores venideros, el mestizaje está acabando con ellos", concluye el club.