Adrián Areán Filloy, vecino de Graba y de 24 años de edad, falleció ayer en A Brea (Fontao, Vila de Cruces) mientras participaba en un gancho de jabalíes que organizaban de forma conjunta la Sociedade de Caza de Silleda y su homóloga de Fontao, puesto que comparten terrenos para que ésta pueda tener la calificación de sociedad cinegética. El joven murió tras recibir el impacto de una bala en el pecho, disparada por un compañero de cuadrilla -oriundo de Forcarei pero con residencia en Fiestras- tras, presuntamente, confundir su movimiento entre la vegetación con uno de los animales que estaban acechando. El joven cazador no llevaba puesto el chaleco de alta visibilidad, según confirmó la Guardia Civil. En principio y a la espera de que así lo confirmen las investigaciones abiertas, se descarta que la bala rebotase contra un árbol antes de matar al joven, ya que se trata de munición de plomo y solo rebotaría contra superficies muy lisas, añade el Instituto Armado.

El suceso tuvo lugar en torno a las 16.30 horas. Según explica el presidente de la Sociedade de Caza de Silleda, José Antonio Pena Fernández Toxa, los cazadores le relataron que en ese momento las cuadrillas tenían localizadas varias piezas. Al levantarlas, los animales se dividieron en dos grupos, por lo que los deportistas comenzaron a perseguirlos. Se oyó un único disparo, por eso los testigos no descartan que el arma se hubiese disparado de forma fortuita. Uno de los presentes alerta de inmediato al 112 del accidente, que moviliza a servicios del 061 así como a Protección Civil de Vila de Cruces, Bomberos de Deza y Guardia Civil. También se activa el servicio de un helicóptero, que termina regresando a la base al certificarse el fallecimiento del joven, minutos después del incidente.

El 061 acude a Fontao con un todoterreno, al igual que los Bomberos de Deza (equipados además con un camión) y Protección Civil de Cruces. La ambulancia ni siquiera cabe por las pistas forestales. Así que, para facilitar el mayor acercamiento posible al lugar, es preciso desbrozar antes varios caminos que llevan adonde está el cadáver, a unos metros del cauce del río Deza y en el fondo de una zona escarpada, rocosa y con 20 metros de pendiente.

La tarea de rescate se prolongó cerca de tres horas y precisó además de la certificación de la forense y la jueza para poder levantar el cadáver. Un equipo de cinco bomberos, dos efectivos de Protección Civil y dos trabajadores de la funeraria O Apóstol se encargan de subir el cuerpo, en camilla, desde el fondo del río. El pedregal que rodea esta zona del cauce dificultó, al igual que durante el descenso, la subida de los servicios de protección con el cadáver hasta donde estaba estacionado el coche fúnebre. A ello se suma la pronta llegada de la noche, que dilató aún más el rescate.

El cuerpo sin vida del joven se trasladó a Santiago para, según las previsiones, someterse durante la jornada de hoy a una autopsia en las dependencias del Hospital Clínico. El incidente causó una tremenda conmoción no solo entre los participantes de la cacería -entre los que se encontraba un primo del joven, habitual también de la cuadrilla Europa, a la que pertenecía Adrián- sino entre todos los practicantes de este deporte a nivel comarcal, ya que este tipo de incidentes han sido más bien escasos y muy puntuales en la zona. El joven, además, era muy conocido en Trasdeza.

La Guardia Civil apuntó ayer que no se realizaron detenciones pero que hay que tener en cuenta que se produjo una muerte a raíz de una imprudencia. En este sentido, fuentes de la Benemérita insisten en que los cazadores deben reforzar la organización a la hora de organizar estos ganchos, de modo que cada participante sepa qué puesto ocupa, de cara a evitar sucesos como el de ayer.