La cría artesanal de gallo puede ser una salida laboral para los desempleados. La zona reúne las características para producir y situarse al nivel de las explotaciones en extensivo de Francia e Italia, referentes en el sector. Lo dice el experto Diego Rois, que imparte desde ayer y hasta mañana en Vila de Cruces un curso sobre producción tradicional de este tipo de aves. Entretanto, el proyecto transfronterizo de conservación y valorización de razas autóctonas impulsado por el Concello y la localidad lusa de Vilaverde suma ya 358 adscritos.

-En el curso participan 15 alumnos, casi todos nuevos criadores. ¿Cuáles son las principales recomendaciones para quienes se inician en el sector?

-Lo que haremos en el curso es eliminar la confusión que existe entre el concepto de raza y el producto. La raza es una variedad, en este caso de Mos, y el producto es aquello que a partir de una raza logramos, en función de la cría. La primera aporta unas características, pero el otro viene por el método de crianza. El gallo de corral de Vila de Cruces se diferencia porque se sacrifica con más de nueve meses, por lo que se obtienen unas carnes con más sabor, más firmes y más nutritivas, que tienen una mayor cantidad de aminoácidos y un color más intenso. Son caracteríticas que se suman a las propiedades que, de por sí, tienen las razas autóctonas, con carnes con mayor Omega 3 y 6, más oscuras y de mayor rendimiento que las convencionales.

-¿Es una buena alternativa para los desempleados?

-Lo es, e importante. La filosofía de la crianza artesanal es, sobre todo, la de ayudar a mejorar la economía de las explotaciones agrarias, que sirva de complemento, fomentar la producción local e impulsar el turismo agroalimentario, además de movilizar tierras abandonadas y aprovechar los recursos propios de la explotación. Galicia es actualmente la única comunidad española que permite la comercialización de estas producciones artesanales, gracias a la nueva ley.

-¿Qué inversión se precisa para comenzar de cero?

-La avicultura artesanal intenta aprovechar las instalaciones que ya están hechas. Pese a que únicamente se permite un máximo de 400 pollos por explotación al año y 100 gallinas, entre ponedoras y reproductoras, y por tanto los ingresos no son muy altos, también es verdad que los costes de producción son bajos y el beneficio es alto. Pero desde 4.000 euros se podría montar una explotación adecuada.

-¿Qué futuro augura al proyecto cruceño?

-Muy esperanzador, porque el tipo de certificación de calidad que se está empleando es muy óptimo para poner en el mercado un producto de calidad. Las instalaciones son muy novedosas, similares a las que se usan en sistemas de producción de otras aves de calidad en países europeos, como Francia e Italia, referencias en este tipo de producción. Hacen una combinación muy inteligente de cría en extensiones de montes con cierres perimetrales que no requiere mucha mano de obra, y los productos son insuperables y difíciles de encontrar hoy en el mercado europeo.

-¿Está en condiciones de competir con ellos Vila de Cruces?

-Sin duda.

-¿En qué medida beneficia la nueva normativa de avicultura artesanal?

-Principalmente permite la legalización de las explotaciones. Las normativas a nivel estatal solo permitían dar de alta en el REGA a los productores industriales, con lo que los artesanales quedaban fuera y no podían comercializar. Ahora, desde noviembre de 2011, están amparados.