As pombas de Carboeiro es una pieza dirigida al público juvenil en la que se mezcla la tradición de la narración oral con la técnica japonesa del kamishibai, consistente en ilustrar la historia con imágenes, en este caso, 33 cartas ampliadas del Tarot de Marsella. La pieza fue representada ayer por la tarde en el monasterio trasdezano por la compañía lalinense Fantoches Baj, que la estrenó esta misma semana en el Museo do Pobo Galego, de Santiago, y que ya pudo verse el sábado por la noche en el centro cultural de A Bandeira.

El punto de partida de la pieza se sitúa en el propio convento, para explicar el origen de las palomas mensajeras que lo habitaron. La historia ya había sido contada por un fraile que trataba de evitar que los soldados del ejército napoleónico saciasen su hambre con las palomas mensajeras que allí vivían. Una especie de trovadores contemporáneos recogen ese romance antiguo, que cuenta la pasión de Cervela de Bonaval, un correo de El-Rei Fernando II que, en una de sus misiones más importantes, cae enamorado de Octavia, un amor que por razones de sangre le está prohibido. La historia se narra a través de 33 cartas ampliadas del tarot marsellés, de acuerdo con la técnica nipona, en la cual la narración icónica se mezcla con la teatralidad, la magia, los títeres y la música en vivo.

La representación contó con el favor del público, que acudió en gran número y disfrutó del espectáculo creado por el lalinense Inacio Vilariño, artífice de su escenificación junto a Benxa Otero. Incluso hubo quien, por llegar cuando la obra ya había comenzado, se quedó sin poder entrar al templo.