La Asociación Cultural Tamparrantán, originaria de Santo André de Vea, celebra este año sus dos décadas de historia. Con el dulce sabor de la reciente consecución de tres nuevos galardones en la última edición del Día do Enxalzamento do Traxe Galego –celebrado el domingo en Santiago– el secretario de la entidad, Manuel Calviño, repasa estos veinte años de trabajo e ilusión.

–Sus esfuerzos en la recuperación y divulgación de la cultura gallega acaban de ser nuevamente premiados ¿Cómo reciben estas distinciones?

–Es un regalo perfecto en este vigésimo aniversario. Al fin y al cabo, es un reconocimiento a nuestra trayectoria porque llevamos trabajado mucho para que el uso de la indumentaria tradicional fuese siempre respetuoso con el empleo que tradicionalmente se le daba.

–En un momento para echar la vista atrás, ¿cómo recuerdan los inicios de la asociación?

–Con mucha ilusión porque al principio estaban sobre todo vecinos de la parroquia. A lo largo de estos años, la entidad fue creciendo y ahora mismo hay gente de todo Vea e incluso de A Estrada. En ese momento, había muchas ganas porque en Santo André no había prácticamente actividades. El nacimiento de la asociación fue una demanda de muchos vecinos.

–Después de dos décadas de trayectoria, el panorama que acaba de describir ¿en qué ha cambiado?

–La asociación creció en todos los aspectos. Además, la parroquia ganó en integración, en colaboración y se consiguió lo que inicialmente se buscaba: la recopilación de música, etnografía o piezas de baile. Se recogieron tradiciones, costumbres, trabajos como el del lino, coplas...

–¿De qué métodos de investigación e indagación se sirven para recuperar esas tradiciones?

–Se hace por varias vías. Por ejemplo, preguntando a personas que aun saben tocar o bailar y nos cuentan cómo se hacía, cómo se vestía, que nos enseñan las prendas. Con mucho trabajo de campo, sobre todo con mucha colaboración de los vecinos.

–Ese trabajo de campo, ¿de que otros sistemas se vale para obtener el grado de detalle que presentan por ejemplo en sus atuendos?

–La mayoría es a través de ese trabajo de campo, pero también hay mucha fotografía antigua publicada tanto de A Estrada como de otras zonas de Galicia. Ello permite ver cuál era la forma de colocar las prendas, cómo eran o, si no se pueden recuperar esas piezas originales, poder copiarlas. En los trabajos de recogida de información se documenta y pregunta el nombre de cada prenda, su colocación y su uso. Además, se toman medidas para saber cómo reproducirlas.

–Ese esfuerzo por retomar, recopilar y salvaguardar la cultura gallega a distintos niveles es el eje conductor de Tamparrantán a lo largo de toda su andadura...

–Fue el eje que se marcó cuando se creó la asociación y la línea que se siguió siempre, difundir la música tradicional y el baile y también nuestra cultura en general. Desde el punto de vista de la etnografía, se recopiló la indumentaria, viendo que prendas se conservan por la zona y haciendo que la gente sea consciente del valor de esas piezas, puesto que a veces en las casas se pierde la memoria sobre esas prendas. En esos casos intentamos ponerlas en valor, empleando parte de ellas en las actuaciones y concursos.

"Se ha podido recopilar gran parte de la tradición musical"

–¿Por qué "Tamparrantán" para nombrar a un proyecto nacido entonces de la ilusión y la colaboración?

–Simplemente gustó. Es un nombre como muy musical, con mucho sonido.

–A nivel estrictamente musical, ¿qué trabajo se ha realizado par recuperar, recoger y plasmar la riqueza del baile y el cante tradicional de la zona?

–Tanto por parte de nuestra asociación como de otras, se ha conseguido recopilar gran parte de nuestra tradición musical. Es una labor muy importante porque permite preservar todo ese saber y cultura de primera mano, porque es un patrimonio que se está perdiendo.

–En la actualidad, ¿cuántas personas conforman la entidad?

–En la escuela hay matriculadas 55 personas desde los 3 hasta en torno a los 65 años. Por su parte, la asociación cuenta con unos 150 socios muy implicados.

–Ante esta cantera, la labor futura parece asegurada...

–Creo que sí. En los últimos años hubo un aumento progresivo en el número de alumnos. En la asociación se implican incluso padres e hijos de una misma familia. No es una actividad exclusiva de la gente que se apunta a alguna de las clases, sino que participan muchos otros, tanto de las familias como vecinos de Santo André, de otras parroquias e incluso de otras zonas de A Estrada.

–Con una trayectoria ya consolidada, toca mirar adelante. ¿Qué retos se marcan?

–Esperamos poder participar el próximo año en el certamen do Enxalzamento do Traxe Galego y pensando ya en los 25 años, algo que está encaminándose. Además, tenemos actuaciones previstas para el verano.