El tesoro se halla en el río que atraviesa el lugar de Rosende, del que toma el nombre y al cual separa de la parroquia de Vilar. Son al menos tres cataratas las que se sitúan en el cauce fluvial, en su último tramo, ya muy próximo a la desembocadura en el río Deza. Aunque, lógicamente, están ahí desde siempre, son desconocidas incluso para gran parte de los vecinos de la propia parroquia.Ni siquiera saben de ellas muchos de los que antaño tuvieron que cargar a diario sacos de cereal para llevar a moler a las distintas fábricas que había en el río. "Las veces que yo viene aquí y nunca vi las cataratas", corrobora una vecina de Ponte.

De hecho, la primera fervenza que se encuentra partiendo desde el paraje de A Torre está junto a un antiguo molino que, pese a los destrozos en sus paredes, todavía mantiene en pie su estructura. Es una caída vertical de poco más de dos metros de altura.

La siguiente la supera con creces y probablemente mide alrededor de quince metros desde su comienzo, aunque consta de un primer salto más pequeño, luego una caída de varios metros y, finalmente, una suave cascada hasta sosegarse de nuevo en el suave descenso del regato hasta el curso del Deza.

La tercera que puede considerarse como catarata se halla en las inmediaciones de la antigua central hidroeléctrica. Cada una con características y formas diferentes, las tres están jalonadas por una abundante vegetación de ribera que ensalza aún más su belleza y musicalidad.

Antaño plagado de molinos fluviales –la mayoría hoy en estado ruinoso–, el cauce es hoy casi inaccesible en su mayor parte. Así es que no es fácil llegar hasta las distintas cataratas del regato, que en Ponte recibe el nombre de Rosende o A Torre, pero que a su paso por Siador se denomina A Gouxa u Oisa y que también se conoce como A Mera por atravesar este lugar de Silleda.

La puesta en valor de las fervenzas es uno de los retos que se ha impuesto la nueva asociación vecinal A Trabe, de Ponte. También el Concello de Silleda ha de involucrarse en su promoción, dado el reclamo turístico que puede suponer para un municipio que ya cuenta con la majestuosa y muy visitada Fervenza do Toxa, en Pazos, y con otras cascadas igualmente hermosas en la parroquia de Escuadro.