Cuarenta años distan de aquellos días en que la fonda Galicia, situada en la Avenida de Bos Aires, a la altura del número 45, se convertía en un ir y venir de vecinos. Sara Carballude, natural de Donramiro y Celso González, de Moneixas, regentaron durante más de treinta años aquella pensión, una de las pocas situada en esta zona de Lalín. "Los días de feria se llenaba de gente, llegaban aquellos tratantes de Garabás, cargados de tocinos y jamones, que hacían noche en el Galicia para al día siguiente acudir a la feria en Cruces" recuerda José Ramón, Moncho, hijo de los dueños de la fonda, y que rige en la actualidad el Bar Moncho, en Carragoso (Lalín). "Los vecinos de Catasós, de A Xesta llegaban por ahí y siempre se quedaban en el Galicia" comenta Celso, conocido por muchos vecinos como Chichí, el tercero de los cinco hijos que tuvo este matrimonio, y que cuenta con un comercio de lencería en la capital dezana.

El peso del negocio recaía especialmente sobre Sara, que contaba, además, con una cocinera y otra muchacha que colaboraba en la limpieza de las habitaciones y otras tareas. "Mi madre era quien llevaba la fonda. Mi padre trabajó durante algunos años como cantero y luego de caminero, en el mantenimiento de las carreteras, por lo que le ayudaba cuando llegaba pero tenía que volver a irse. Eran tiempos de mucho trajín y ellos fueron unos trabajadores incansables" aclara Celso.

El Galicia, que comenzó como casa de comidas sobre los años 40, al poco de casarse el matrimonio, pronto empezó a ofrecer servicios de hospedaje y de cinco o seis camas que había en un principio "llegaron a tener sobre 20 camas, ya que alquilaban los pisos que se construyeron enfrente para ofrecer posada – rememora Celso – El bar funcionó muy bien, tuvo épocas de mucha bonanza y otras más flojas. Pero en aquella época todo el mundo conocía las famosas "sopas de ajo" del Galicia, que la gente comía a las cinco de la mañana después de largas noches de música y canciones".

La hostelería vertebró la vida de este matrimonio ya desde sus inicios. Treinta años en una profesión que Sara conocía desde pequeña ya que sus padres regentaban una casa de comidas en Donramiro, A Casa do Zoqueiro. Tampoco las generaciones posteriores dejaron pasar de largo el oficio, ya que mientras José Ramón regenta un bar en Lalín, el pequeño de los hermanos, Félix posee un hotel y restaurante en la capital británica. Una familia muy ligada a la hostelería que recordarán en un homenaje póstumo a sus progenitores, arropados por profesionales del sector.

Aquellas mágicas noches de Reyes en la fonda

Si algo no faltaba tampoco en el Galicia, era la música, ya que Celso se encargaba de ello. Músico por devoción tocó durante muchos años con Os Dezas de Moneixas y en la Banda de Lalín. "Mi padre tenía 46 primos y todos ellos eran músicos" reconoce José Ramón.

Celso solía estar acompañado de su tambor, aunque en ocasiones también cogía el bombo, como en el año 1927 cuando participó en el recibimiento en el Toxo (Lalín) al aviador Joaquín Loriga con la agrupación de Os Dezas de Moneixas. Su relación con la música hacía que el Galicia se convirtiese en toda una academia donde tocaban los músicos de la banda.

"Las noches de Reyes eran increíbles en el Galicia, se juntaban primos y amigos que bailaban, tocaban y cantaban muy bien y la fiesta se prolongaba hasta altas horas de la madrugada– aclaran José Ramón y Celso–. Primero se cantaban los Reyes por todo el pueblo y luego la gente siempre se juntaba en el Galicia."