El restaurante O que dirán, de Lamela, fue el objetivo de los ladrones durante dos días consecutivos. En la madrugada del viernes al sábado accedieron al interior del local, situado cerca de la N-525 a su paso por esta parroquia silledense para llevarse unos 650 euros de la caja registradora tras romper el cristal de una de las ventanas del establecimiento. Pero en la madrugada de ayer los cacos volvieron al local para, tras practicar un butrón en una pared, hacerse con la recaudación de la máquina tragaperras, la de tabaco y llevarse un televisor. Además, también se hicieron con las cajetillas de tabaco de la expendedora que se había repuesto el día anterior.

Francisco Rodríguez Fernández, que tiene otro restaurante con el mismo nombre en Margaride (Silleda), tiene previsto presentar esta mañana sendas denuncias en el cuartel de la Guardia Civil silledense. "El aviso de la alarma de ayer –por esta madrugada– fue a las 5.21 horas y solo seis minutos después me presenté en el bar, pero no vimos nada. La empresa de las alarmas me dijo que los ladrones podían estar todavía dentro, pero la verdad es que no pudimos ver nada, solo un butrón que realizaron en una pared", comenta el responsable del establecimiento, que ayer estaba cerrado al público. El afectado, que reside en A Bandeira, tenía previsto desplazarse anoche a Lalín para analizar con su compañía de seguros los detalles del robo. Del montante de lo sustraído, el dueño del restaurante dice que los 650 euros estaba en la parte baja del cajón "para pagar unas facturas de pulpo que le dejé allí a mi hija, que es la que abre por las mañanas", afirma. La cuantía sustraída en las máquinas de tabaco y en la tragaperras es más complicado de cuantificar, según el dueño, que confirma que los cacos sí se llevaron las cajetillas de tabaco de la expendedora. "Se repuso hace dos días, por lo que habría bastantes cartones", declara Francisco Rodríguez, quien precisa que es la primera vez que su local es el objetivo de los amigos de lo ajeno. El hostelero reconoce que es extraño que los ladrones entrasen en su local en dos ocasiones y solo con 24 horas de margen. "El primer día rompieron un cristal y esta madrugada –por ayer– rompieron una pared del almacén, por el que entraron al local", declara.

Rodríguez tiene un establecimiento con el mismo nombre al lado de las instalaciones de la empresa Nudesa, en Silleda, también en la N-525. "Este sitio lo tengo desde hace cinco años y en este tiempo nunca sufrí ningún robo", concluye.