"Pensé no llegar, pero llegué, con trabajo". Es la humilde respuesta de Josefa Lorenzo Villamayor cuando se le pregunta cuál es el secreto para lograr cumplir los cien. Esta vecina del lugar de Costoyas, en la parroquia silledense de Fiestras, cumplió su aniversario el pasado 18 de febrero, pero esperó a a ayer para celebrarlo por todo lo alto, aprovechando la estancia en tierras trasdezanas de su único hijo vivo, Pepe, residente en Venezuela.

Unas setenta personas, entre familiares, amigos y vecinos, quisieron acompañar a Josefa en su fiesta de cumpleaños oficial, que se celebró en el restaurante A Devesa, de Graba, la parroquia que la vio nacer y marchar, muy joven, en cuanto se casó. Tuvo dos hijos –uno de ellos ya fallecido– y se quedó viuda a una edad muy temprana, lo que la obligó a ocuparse sola de las labores del campo y de la casa. "Trabajé mucho", reconoce. "Hasta hace poco aún cavaba en la huerta. Tuvo un problema de cadera que le impide moverse bien, pero si fuese por su idea, aún seguía yendo", explica Adela, la mujer de su nieto Luis, con los que vive.

Gran conversadora, pese a sus problemas de oído, le encanta recibir visitas. Cuando no tocan, ocupa el día viendo la televisión, por la que sigue la misa y en la que "le gustan sobre todo programas alegres, en los que salgan jóvenes". Con un sentido del humor envidiable, derrocha cariño entre los suyos y a todos los que se le acercan. Lo demostró ayer, atendiendo con una sonrisa en la boca y los ojos empañados de la emoción a aquellos que, antes de comer, quisieron felicitarla personalmente, como la alcaldesa de Silleda, Paula Fernández Pena, la edil de Benestar Social e Igualdade, Dolores García ,y el de Medio Rural, Antonio Couso –también pariente–. En nombre del Concello, la regidora le entregó un ramo de flores y una tarjeta de felicitación que la cumpleañera recibió agradecida.

Pero de entre la gran cantidad de presentes que aceptó, para ella el más importante fue "tener la familia toda aquí conmigo". Para su hijo Pepe, que visita su tierra cada dos años aproximadamente, la fiesta de ayer "es más importante que una boda, porque cien años solo que cumplen una vez". "La familia y los amigos se acuerdan mucho de ella", apunta Adela. Ayer quedó demostrado ese aprecio, que Josefa agradeció con un derroche de besos y abrazos.

Entre los comensales, se encontraba uno de sus nietos y dos de las cuatro bisnietas –su otra nieta y las hijas de esta están en Venezuela–, además de Jesús, el marido de su hija ya fallecida, y su nuera Isabel. Todos dieron buena cuenta del ágape y, como en todo cumpleaños que se precie, de la tarta, de profiteroles. Una de las que más la disfrutó fue Josefa, a la que le pierden los dulces que acompaña, siempre que puede, con un trago de licor café, junto al vino, una de sus bebidas preferidas.