Es un ejemplo de lo que en el Obispado de Lugo se conoce como el "gran vivero del seminario". Y es que la comarca dezana ha sido tradicionalmente el lugar de procedencia de la mayoría de aspirantes a sacerdote que estudian en esa institución diocesana. Tras un breve paso por política en las filas de la sección juvenil del Partido Popular de Lalín, el lalinense Marcos Torres se ha convertido en la cara más juvenil de la diócesis que preside Alfonso Carrasco Rouco. Sin embargo, el reciente diagnóstico de una esclerosis múltiple ha hecho que desde las más altas instancias de la sede episcopal lucense se le haya recomendado reposo en sus tareas.

–¿Cuándo decide un joven optar por el sacerdocio y abandonar, si se me permite la expresión, los placeres mundanos propios de esa época de la vida?

–En realidad, es un proceso de años, como un enamoramiento de los profundos. Desde pequeño tenía cierta inquietud. Sin embargo, cuando eres adolescente empiezan las dudas, pero yo sabía que los haría feliz era el sacerdocio. En la selectividad tuve incluso la tentación de hacer Periodismo, pero cuando uno no está convencido tiene que hacer lo que, como digo, me hacía feliz y entré en el Seminario Mayor. Después, interrumpí la carrera, me vine a Lalín y trabajé en política. Estando en el PP recordé mi paso por el seminario y pensé que no estaba siendo feliz. Como sabes, dejé la política, volví al seminario y me ordené sacerdote. Vamos, que lo mío fue un ir y venir desde bien jovencito.

–En poco tiempo ya se ha convertido en formador y, sobre todo, delegado diocesano de Juventud. ¿Cuál es su meta dentro del sacerdocio?

–Mi único sueño es ser santo, que es sinónimo de ser feliz. En la Iglesia no hay aspiraciones. Lo cierto es que pienso muy poco en el futuro. Y más en las circunstancias personales actuales. El futuro, Dios dirá.

–Estamos en el inicio de la Semana Santa, una época antaño religiosa pero que desde hace tiempo se ha convertido en una excusa para viajar o simplemente irse de vacaciones. ¿Por qué cree que se ha producido este fenómenos en el seno de la sociedad actual? ¿Es posible recuperar la significación cristiana de estas fechas?

–Estoy convencido de que se recuperaría el verdadero sentido de la Semana Santa si la gente, a su vez, recuperase la importancia de Dios en la vida de las personas. El problema de nuestra sociedad es que el lugar que tiene que ocupar Dios en ella está siendo usurpado por el propio hombre. Date cuenta de que en Semana Santa nadie se acuerda de Él, salvo honrosas excepciones. El fundamento de todo lo que está pasando es que hemos suprimido a la figura de Dios del centro de nuestras vidas y nos hemos puesto a nosotros mismos. Por ponerte un ejemplo reciente: Ninguno de los jóvenes que participaron en la Festa da Carballeira (popular reunión de estudiantes del campus universitario de Lugo que se celebra todos los años el miércoles previo a la Semana Santa) se fue a la huelga general. Esto te da una idea del compromiso que existen en determinados sectores de la sociedad, que prefieren irse de juerga antes de mostrar su compromiso con el resto de sus congéneres.

–De todas formas, y a excepción de lugares muy concretos, son pocos los pueblos o ciudades que mantienen viva la tradición de la Semana Santa.

–Porque hay mucho folklore alrededor de la Semana Santa y poca vida religiosa. La gente no la vive, aunque vaya a las procesiones, y bendito sea Dios que siguen yendo acompañando a las imágenes en esta época señalada para todo buen cristiano. De todas formas, yo soy optimista porque creo profundamente en Dios y sé que al final vencerán la lógica, la razón y el amor. Lo que pasa es que sufro por todo lo que te dije antes, por esa falta de auténtica religiosidad que se comprueba cada vez que llegan estas fechas tan señaladas.

–A propósito del laicismo imperante en la Semana Santa con el paso del tiempo. Llama la atención que Deza siendo el gran suministrador de sacerdotes de la diócesis de Lugo parece una comarca no demasiado piadosa. ¿A qué se debe que salvo excepciones como el Corpiño aquí no haya grandes manifestaciones religiosas?

–No estoy de acuerdo con esa afirmación. Deza es una comarca religiosa y piadosa. Lo que sí puede faltar un poco en la zona es la coherencia de vivir como auténticos cristianos. Aparte de eso, te puedo asegurar que yo sé que es la más piadosa de toda Galicia. La gente respeta mucho lo cristiano, como quedó de manifiesto con la polémica por el sacrilegio que se quería exponer en el Museo Municipal de Lalín durante el EmporcARTE. Personalmente, también lo notas en lo que la gente te aprecia cuando sales a la calle y te agradece que te hayas hecho sacerdote.

–Eso está muy bien, pero hay mucho gente todavía que sólo pisa la iglesia cuando se casa, bautiza a sus hijos y les hace la Primera Comunión y, por supuesto, durante sus propias exequias, claro.

–Los jóvenes de hoy somos jóvenes fragmentados. La juventud no comprende que el ser lleva un hacer y viceversa. Te dicen que son cristianos y no van a misa. Porque ser cristiano y no ir a misa es como ser hincha del Real Madrid y no alegrarse de tener al Barcelona a cinco puntos en la clasificación.