El restaurante Don Víctor, en la calle Emilio Vargas de Madrid, desde hace casi tres meses incluye el cocido de Lalín en su carta de fin de semana. Los madrileños disponen así de un nuevo local en el que conocer el manjar por excelencia de Deza, puesto que también se sirve en los restaurantes Los Amarres, Combarro y Sanxenxo. El propietario de Don Víctor, Ramiro Reza, anuncia la puesta en marcha de una Semana do Cocido en fechas inminentes.

–¿Se animan los madrileños a probar un cocido diferente al suyo?

–Por supuesto. El cocido de Lalín está teniendo una aceptación extraordinaria, porque se trata de un plato muy completo. Yo creo que no puede compararse el cocido lalinense con el madrileño porque tienen ingredientes diferentes. Eso sí, el plato madrileño es más ligero.

–Y, todo cocido de Lalín que se precie, tiene que elaborarse con productos de la zona.

–En nuestro caso, los ingredientes son casi vecinos de la comarca. Tanto la carne como los grelos y los garbanzos los compramos en Castrelo de Miño, el concello ourensano donde nací. Nuestro plato se sirve con productos en salazón y elaborado al estilo tradicional. Y quiero apuntar que no es necesario que haga mucho frío para disfrutar de este plato.

–Este restaurante abrió hace ya 30 años y, al igual que otros locales, es un buen embajador de la comida gallega. ¿Sus nuevos clientes acuden porque saben que existe ´vida´ más allá del marisco?

–Por supuesto. Nosotros llevamos 20 años recibiendo premios por nuestro compromiso con la cocina tradicional gallega. En nuestra carta se incluye buenas carnes de ternera, pescados y las imprescindibles filloas de Santiago. Además, el paso del tiempo te obliga a adaptarte a las necesidades de los clientes: así, si hace unos años el boom eran las comidas de empresa, la crisis obliga a apostar por otros menús y por grupos más reducidos. Es así como vuelve a estar de moda el congrio guisado con guisantes o las empanadas de xoubiña, por poner un ejemplo.

–Sé que aprovecha todas las ocasiones que puede para visitar su pueblo natal. ¿En alguno de estos viajes se ha acercado también la Feira do Cocido de Lalín?

–Pues sí, alguna vez estuve en la fiesta por excelencia de los lalinenses, y lo que más me gusta es su

ambiente. Me resulta muy entrañable. Es cierto que, como todo buen emigrante, me gusta ir de vez en cuando a mi tierra, que tanto ha cambiado en los últimos tiempos. Pero, si me preguntas si volveré allí cuando me jubile, todavía es pronto para decidirlo. Aún tengo 49 años, me queda tiempo.