Vila de Cruces prevé inaugurar el próximo 2 de marzo el Museo da Minería de Fontao, el primer y único de Galicia. Su recién nombrado director, Diego Casal, lleva once años trabajando en el proyecto, que ahora se hará realidad.

En su presentación como director del Museo da Minería de Fontao el pasado viernes admitió sentir las minas cruceñas como propias, pese a nacer en Vigo. En parte, sus raíces están en ellas...

Mi abuelo trabajó en las minas y mi padre también, aunque pocos años. El vínculo es muy fuerte en ese sentido. Mi abuelo trabajó en ellas toda su vida después de venir de la Guerra Civil. Era mutilado y estaba de guarda jurado, ya que el mineral que se extraía era considerado estratégico por el régimen de Franco y debía preservarse. Con el tiempo, pasó a ser responsable de los lavaderos y, de hecho, en la época de personajes como Foucellas, llegaron a amenazarlo con una bomba para robar el mineral. Mis vivencias en Fontao son muy intensas. Siempre que íbamos allí no hacía más que preguntar al abuelo por las historias de la mina y ahora nos tiramos de los pelos por no haber gravado su testimonio.

Sería un gran material para los fondos del museo.

Una de las cosas que tenemos muy presentes es la idea de que el museo sirva de punto de encuentro en el sentido en que toda la gente que todavía vive tenga un lugar físico para aportar sus historias. Allí se va a escuchar a esa gente y se va a trabajar sobre ese contenido de manera seria. La gente va falleciendo y ese patrimonio inmaterial también está en nuestro proyecto: recuperarlo y ponerlo en valor. El día a día de la mina es necesario que lo cuente quien lo vivió y quien lo padeció. Hay miles de historias: de robos de material por parte de los propios trabajadores, de la gente que fumaba cigarrillos con billetes de 1.000... Eso parece mentira, pero ocurrió. No interesa presentar a Fontao como fart west, aunque sí que lo fue. Había tabernas, comercios, señoritas de vida alegre... Fontao tuvo una estructura empresarial moderna De hecho, el lavadero es único por su arquitectura. La apuesta de la empresa por innovar con tecnología puntera es indiscutible.

Visto así, el museo será un homenaje a los que trabajaron en la mina...

La idea es darle a los espacios nombres de personajes íntimamente relacionados con Fontao y bautizar los caminos de la mina con los nombres que tenían las galerías: Tirisidón, Angelita, Pontevedra, Malaya.... Servirá para que la gente conozca la historia.

Llama la atención lo claro que tiene el proyecto, pese a su juventud. ¿No le asusta el reto?

Miedo no tengo, estoy convencido de lo que podemos hacer. Será complicado pero es un objetivo largamente perseguido y un proyecto a largo plazo. Llevamos once años trabajando en él y creo que con ilusión podremos sacarlo adelante. Tenemos que hacer las cosas bien y no repetir errores de otros sitios. He visitado varias minas en toda España y no conozco un poblado de las características de Fontao . Aquí se ha hecho una restauración muy rigurosa respetando una arquitectura de vanguardia que asusta para el tiempo en que fue hecha, sin apenas recursos.

Los edificios son ya un museo por sí mismo...

Si, por ejemplo el antiguo cine conserva la pintura interior que antiguamente hicieron utilizando hojas de helecho como plantilla. Es lo que queda por restaurar y va a ser nuestro auditorio, que utilizaremos visualizar documentales y películas relacionadas con el tema. También trataremos de celebrar en él algún congreso. Luego está la capilla, también de un gran valor arquitectónico en donde entra la luz a raudales.

Y en el contenido, unas 300 fotografías, paneles explicativos y diversos instrumentos de trabajo. ¿Qué pieza destacaría de entre todas?

Darle importancia a una es quitársela a otras. Todas tienen un significado, pero las piezas relacionadas con la iluminación son una joya, porque además son elementos que se están revalorizando. También habrá una muestra de explosivos, que siempre es muy llamativo para los visitantes. Habrá también martillos picadores de pequeño porte y piezas que datan de finales del siglo XIX, época en que comenzó a funcionar la mina. Están guardadas por Claudio Jordedo, de la familia Cort, propietaria de a mina, con un cuidado y una pulcritud digna de mención. Vamos a enseñar el proceso de extracción a través de esas herramientas.

Un proyecto ambicioso, pero con poco presupuesto. Eso sólo se consigue con la colaboración de amantes de la minería...

Si no fuese así sería imposible. Si sale adelante es gracias a que la gente de este mundo nos apoya y, por supuesto, a la Administración. El proyecto global de Fontao requiere una inversión de 10 millones de euros. Crear un parque minero con la rehabilitación integral de todos sus edificios, con la apertura de las galerías para su visita, la restauración del lavadero, hacer una ruta por encima del puente, el taller mecánico, etc. El cerco minero tiene una serie de instalaciones valiosísimas. Allí está la sala de compresores, la subestación eléctrica con piezas de valor altísimo. Su puesta en valor serviría para explicar la importancia que tuvo la existencia de la energía eléctrica en Fontao, que fue crucial para la explotación de la mina por parte de franceses e ingleses y la familia Cort. Corremos un riesgo enorme de que un incendio acabe con todo, de hecho en verano ardió la zona próxima a la mina de Angelita . El otro riesgo es el deterioro de unas instalaciones que llevan más de 40 años cerradas. Está entrando el agua y sus efectos son corrosivos. El tercer factor que corre en nuestra contra es la existencia de cobre. Ya hemos sufrido varios robos. Es necesaria una actuación aunque solo sea de urgencia para atajar estos problemas.

¿Cómo imagina el museo dentro de un par de años?

El primer año es crítico, porque debemos trabajar duro para conseguir que la gente venga y se vaya con ganas de volver. Vamos a realizar encuestas entre los visitantes para ver qué tenemos que mejorar, qué proponen, pero espero de aquí a dos o tres años tener rehabilitados más edificios, que se conozca Fontao en toda España y, sobre todo, que la gente lo sienta como propio.