En 2009 y tras aprobarse de forma definitiva el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), el entonces alcalde Manuel Salgado remitió tanto a sus socios de gobierno (los cuatro ediles del PSOE) como al resto de la corporación una propuesta para cambiar los nombres de la decena de calles que forman el casco urbano.

La propuesta incluía nombres de vecinos insignes como los cardenales Faílde y García Gil o el profesor Julio Lois. El primero, Francisco Javier Vales Faílde, nació en 1872 en Fornas (San Salvador de Camba), en la misma localidad que el actual alcalde, Luis López, y llegó a ser confesor de la reina María Eugenia Victoria de Borbón, abuela paterna del actual monarca. El cardenal Manuel García Gil vendría al mundo en la misma parroquia, pero en 1802. Enseñó teología en los conventos dominicos de Santiago y Oviedo. Ya en Zaragoza, en torno a 1863 reemprendió las obras de la catedral del Pilar y fue, además uno de los obispos clave en el Concilio Vaticano I.

El profesor Julio Lois queda ya mucho más cercano en el tiempo. Nació en Agrosagro (Carboentes) en 1911, y su primer destino como maestro sería en la escuela de la Casa-Fortaleza de San Xoán de Camba. El régimen franquista los castigaría por profesor republicano, trasladándolo a Ponteareas. Pero, con el tiempo, pudo volver a su Rodeiro natal y terminar su carrera profesional como profesor en A Latiza, entre cuyos alumnos se encuentra el exalcalde socialista José Vence. Julio Lois, además, fue responsable de la recuperación de varias piezas arqueológicas en los años 60 y 70, dentro de la "Misión Rescate" y que se conocen como la Colección Rodeiro, tal y como apunta el geógrafo Antonio Presas en una de sus publicaciones.

Encuesta popular

Los familiares y herederos de estos ilustres vecinos, así como los del pintor Vilaseco (con una colección donada a la Casa de Cultura) están a la espera de que, como con Gumersindo Areán, se reconozca su labor en pro del municipio. La propuesta de Manuel Salgado no cayó de todo en el olvido, pero la verdad es que está estancada. Su sucesor en el cargo, José Vence, intentó el año pasado conformar una reunión de portavoces y poner en marcha una especia de encuesta entre los vecinos para determinar qué otros nombres eran merecedores de lucir sobre una placa. Pero ni una ni otra llegó a realizarse.

Ahora, la decisión de retomar el proyecto le corresponde al ejecutivo popular. La decena de calles o bien están identificadas con letras del alfabeto –igual que en Lalín– o con las localidades a las que conducen la carretera que las atraviesa. De ahí que Rodeiro cuente con una Avenida de Monforte o una Praza de Oseira. Existen, además, otras nomenclaturas que parecen haberse forjado no mediante la decisión de los políticos, sino gracias al uso vecinal. Es así como, para identificar cualquier calle, los residentes mencionan la "calle del colegio", la "calle del centro médico" o la "calle de debajo de la piscina", pese a que ésta, desde hace dos años, es la Avenida do Aviador Gumersindo Areán.