La campaña de incendios forestales en Deza parece no tener fin, ni siquiera en los días de lluvia. En la madrugada del domingo al lunes ardieron en torno a 200 hectáreas en montes de Lalín y Silleda, aunque la capital dezana donde los fuegos atacaron con más virulencia al patrimonio natural. El trabajo de las brigadas y las lluvias, que comenzaron a caer de una forma más o menos intensa a partir de las 14.00 horas, impidió que el desastre medioambiental fuese todavía más importante.

El principal foco se originó en torno a las 6.00 horas en el lugar de A Moa, en la parroquia lalinense de Vilatuxe, donde las llamas debastaron, según datos de Medio Rural, unas 150 hectáreas, algo más de la mitad de bosque autóctono y el resto en monte raso, y ocasionaron importantes daños en plantaciones vecinales de pino. La dantesca escena era visible a media mañana y las llamas de la Serra do Candán y el Monte Testeiro podían verse desde varios puntos del municipio lalinense. A falta de concretar la superficie arrasada, fuentes consultadas por esta Redacción señalan que, solo en esta zona, catalogada dentro la Red Natura se quemaron entre 150 y 170 hectáreas.

El fuerte viento que sopló durante toda la mañana complicó las tareas de extinción e incluso los medios aéreos tuvieron que suspender su actividad durante bastante tiempo. "Es una catástrofe ecológica, porque las llamas se cebaron con un paraje natural de los más importantes de la comarca", comentaba un vecino de la zona. Pero si el fuego, supuestamente provocado, arrasó una de las zonas de mayor valor paisajístico de Lalín y su comarca, las lluvias invernales que ayer sirvieron para sofocar las llamas, causarán un daño irreparable en años en esta zona. La sequedad del terreno y el agua que caiga en las próximas fechas propiciará una importante erosión en el terreno, fruto del arrastre de materiales, que dejarán a la vista más granito y otro tipo de composiciones rocosas que masa forestal.

También de madrugada, en torno a las 4.00 horas, se inició otro incendio entre las parroquias de Bendoiro y Cristimil. Éste, que también pudo haber sido provocado, afectó a entre 25 y 30 hectáreas de arbolado. La intencionalidad del incendio es más que probable, una vez que vecinos de la zona comprobaron la existencia de dos focos de fuego en distintas zonas de un lugar, atravesado por un pequeño riachuelo.

Trasdeza también padeció ayer los efectos de la lacra incendiaria y de madrugada se detectó un fuego de una importante dimensión en la parroquia de Cortegada, cuya superficie no quedó determinada, aunque sí trascendió que dañó a superficie arbolada.

En el balance efectuado por Medio Rural sobre los dos fuegos en el municipio lalinense se apunta que, en estos operativos, intervinieron 3 agentes, 10 brigadas, Protección Civil, 5 motobombas, 4 paleadoras, un helicóptero y un avión. La consellería, que ayer tuvo que coordinar numerosos incendios en las provincias de Ourense o Lugo, anunció que hasta nuevo aviso continúa prorrogada la prohibición de realizar quemas controladas en los montes gallegos y áreas de influencia forestal. Mientras tanto, los ciudadanos volvieron a denunciar la escasez de medios para atender estos fuegos, desencadenados en plena época otoñal.