Al igual que el Monte Faro, los Sobreirais do Arnego o el sistema fluvial Ulla-Deza, la Serra do Candán está considerada como un Lugar de Interés Comunitario (LIC). Como tal, figura en los análisis que realiza el Plan Director da Rede Natura 2000 de Galicia sobre las áreas de montaña, de cara a preservar su patrimonio natural.

En el caso de O Candán, en sus casi 11.000 hectáreas se detectan 14 tipos de unidades ambientales distintas. De todas ellas, las que predominan son los matorrales y medios rocosos silíceos, puesto que llegan a ocupar el 74,9% de la superficie total de la sierra, ya que abarcan 8.017 hectáreas. Las masas forestales tienen unas dimensiones más discretas, puesto que los bosques antiguos se quedan en 446,64 hectáreas (el 4,17%), mientras que los bosques de robles caducifolios ocupan 531,78 (4,97). La importancia ambiental de la Serra do Candán tiene que luchar, no obstante, con plantaciones de crecimiento rápidos como los pinos y eucaliptos. De los primeros se constatan plantaciones que rozan las 573 hectáreas (el 5,35% del total), mientras que la presencia de eucaliptales es mucho más modesta, al reducirse a las 174,85 hectáreas.

El entorno natural se completa con bosques húmedos (26 hectáreas), aguas corrientes y, por supuesto, la actividad agraria. Aunque los 15 núcleos de población que residen en las faldas de O Candán ocupan poco más de 14 hectáreas, sí es significativa su labor. El estudio de la Xunta señala que existen 688,88 hectáreas (el 6,43% de la superficie total) que corresponden mosaicos rurales de campos separados por setos arbóreos, así como otras 49,15 hectáreas en los que dichos campos carecen de este tipo de delimitación. En este enclave están montados parques eólicos y, además, O Candán se ubica en las comunicaciones con Pontevedra, de ahí que por este LIC transcurran 20 vías terrestres de comunicación.

Incluidos en estas 14 unidades ambientales, el Plan Director indica otros tipos de hábitat como los bosques de brezo, dentro de los matorrales, o las superficies silíceas con vegetación pionera y que sirvieron de estudio a geólogos extranjeros a partir de la década de los 70. Destacan, además, las carballeiras, con hasta 899,30 hectáreas de extensión, o las cuevas que todavía no han sido explotadas por el turismo y que ocupan en torno a 66 hectáreas. Estas formaciones tienen una representatividad y un estado de conservación excelente, al igual que otras formaciones como turberas, las pseudoestepas de gramíneas o, también, los prados de siega de baja altitud.

En cuanto a la relevancia de las especies de flora y fauna que presenta el Candán, tres de ellas están en riesgo de extinción. Se trata de la Eryngium duriaei, una planta endémica del Noroeste Peninsular similar a un cardo y que aparece en otros montes gallegos como la Serra do Xurés o los Montes do Invernadoiro; de la ostra perlífera, dentro de los invertebrados, y del sisón común, en el apartado de aves. El Catálogo Galego de Especies Ameazadas, por otra parte, califica de vulnerables seis tipos de mamíferos y otros tres de aves, entre los que figuran el desmán ibérico, el búho real o el aguilucho cenizo, entre otros.