Cumplirá en breve dos décadas como trabajador de una cuadrilla forestal, que ahora comparte ubicación con el local social de Cortegada, en Silleda. Habla del monte como si se tratara de su hábitat natural, con cariño, respeto y admiración. Xosé Ramón Abades, Rivas, no tiene pelos en la lengua cuando se le pregunta por su ocupación laboral.

-¿Por qué optó por un trabajo tan arriesgado?

-En realidad, fue una coincidencia. Un primo mío, que había empezado un año antes en Protección Civil, fue quién me hablo de este trabajo. Esto siempre es así, alguien te lo comenta y te decides a meterte.

-¿Cómo es el día a día de un miembro de una cuadrilla forestal como la de Silleda?

-Trabajamos por turnos que están asignados por convenio, que pueden ser de mañana, de tarde o de noche, con un cuadrante con tus días libres. Por lo tanto, trabajamos tanto festivos como sábados y domingos. En Silleda somos siete.

-¿Suficientes para una zona como la que tienen asignada para sus actuaciones?

-No. Ahí entraríamos a hablar de conflictos laborales, que es un asunto de nunca acabar. No somos suficientes porque nunca vamos todos. Tuvimos años en los que nos ponían siete y librábamos los siete juntos, pero entonces tienes menos cuadrillas disponibles. Si vamos por cuadrante como ahora tienes a todas las cuadrillas disponibles para todo el día, pero con menos efectivos en todas. Lo que pasa ahora mismo es que siempre mejoras a golpe de meter más gente, lo que significa invertir más dinero. Ahora mismo, con el convenio que tenemos en vigor y las libranzas asignadas, hay días que te coincide que vamos uno o dos por cuadrilla, y el trabajo es mucho más sufrido de lo previsto.

-El verano acaba de empezar, ¿cómo se preparan para afrontar la que, en teoría, es la época del año más propensa a los incendios forestales?

-Existen unos trabajos básicos que siempre tienes que tener a punto porque coinciden con estas fechas, pero incendios los hay todo el año. Todos los meses hay incendios. En todos los años que llevo trabajando en esto apagué incendios todos los meses de todos esos años. Como anécdota, te puedo decir que me tocó dos veces, en el 2000 y en el 2007, apagar incendios el 25 de diciembre. Con eso te digo todo. Lo cierto es que en esta época del año estás más alerta porque sabes que con este calor es más complicado apagar un incendio. Te cuelgas el equipo que llevamos y con 30 grados de temperatura a las cuatro de la tarde, obviamente sudas con sólo moverte.

-¿Cuál fue el incendio más grande que le ha tocado sofocar en todos estos años?

-El más grande en hectáreas no te lo sabría decir. Así, un incendio que fuera muy devastador supongo que sería en los del 2006. Los que más violencia tuvieron fueron esos del 2006.

-¿Temió en algún momento por su vida cuando tuvo que enfrentarse a las llamas?

-Ver peligrar mi vida, realmente no. Muchas sí que tuve que escapar. De esto de saber que corríamos peligro en algunos de ellos, varias veces. Incluso con pérdida de material incluido como las mangueras de los caminos y dejarlo todo atrás. En esos casos, la experiencia también ayuda mucho. Poder adelantarse a los acontecimientos y, sobre todo, no ponerse nervioso siempre es una ventaja.

-¿Por qué se siguen produciendo fuegos en Galicia si todos sabemos cómo prevenirlos?

-En mi modesta opinión, aquí en Galicia, el 95% de los incendios son provocados. Pocos son por causas naturales como rayos de tormenta, y otros son accidentales como una máquina trabajando y que le saltó una chispa, por ejemplo.

-¿A quién le interesa quemar un monte?

-En esta zona, desde cazadores muy radicales hasta los problemas con el jabalí y las cosechas de trigo. También pienso que no queman su propio monte si no el de los demás. En nuestra comarca suceden dos casos opuestos: El de Vila de Cruces donde te pueden linchar los propios vecinos si ven a alguien quemando un monte o el resto de la comarca donde no hay la cultura de cuidar el monte y lo queman siempre que pueden. Un superior dijo una vez que aquí si hay algo son estadísticas. Los que nos gobiernan saben perfectamente cuales son las causas y los motivos. El problema está en querer investigarlos. A los pirómanos se les pude coger porque es una persona enferma, pero un incendiario es complicado pillarlo porque se mueve por una zona que conoce como la palma de la mano sin dejar pista alguna.

-¿Los incendiarios actúan en cualquier época del año?

-Por supuesto. Hubo algún caso en la pasada primavera de gente que en pleno día, y en el arcén de una carretera general, plantarle fuego directamente a una zona arbolada. Una persona de esas arriesga mucho obviamente, pero como no los cojas con el mechero en la mano en la carretera de Forcarei o de Rodeiro es imposible inculparlos. Y van a hacer daño directamente porque, por ejemplo, en el caso te cuento plantaron tres puntos de fuego a una repoblación de pino, de estas que están gestionadas y bien cuidadas.

-¿La gente colabora con ustedes en los incendios?

-Que va. La única excepción es Vila de Cruces. Allí enseguida se presentan con cubos de agua y los tractores de casa. En el resto, la mayoría de las veces te increpan. Es lo de siempre, hay un tiempo que tardas en llegar que si estás allí se hace eterno. Y cuando llegas, lo primero que quieren que apagues es la finca de ellos.

-¿Podría repetirse la oleada de incendios de 2006?

-Sin duda. Al igual que pasó en 2006, ahora llevamos un tiempo con viento del nordeste, que es muy perjudicial para el tema de los incendios. Entonces, el bipartito no invirtió lo necesario porque le parecía que aquello era tirar con el dinero, empezó a haber algunos incendios que por las condiciones existentes y el dispositivo que había no se podían parar, porque la naturaleza siempre puede con el hombre. Ahora las condiciones son incluso peores porque llevamos dos meses de nordeste y está todo sequísimo. Como no venga un verano algo húmedo y haya algún fuego, se va a complicar seguro. Además, falta un compromiso político para mejorar un servicio como el nuestro. Tengo visto gente en los incendios con botas de goma en los pies. Es algo que no se puede consentir.