El servizo de inspección del Consejo General del Poder Judicial se desplazará en la mañana del próximo martes a Lalín para efectuar una revisión ordinaria al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 1. El examen no afecta, en principio, a la sala número 2 y se produce dentro de un marco de visitas en el que también se revisará el trabajo del único juzgado de Chantada, muy cargado de expedientes porque lleva los asuntos de la cárcel de Monterroso.

Aunque estas supervisiones se realizan cada dos años, resulta curioso que sea el Consejo General quien realice la revisión rutinaria en lugar del Tribual Superior de Xustiza de Galicia, que suele delegar a su vez en el presidente de la Audiencia Provincial. Ello quizá se deba a que el servicio del Consejo General se desplazó a la sala dezana en noviembre de 2009 y tras recibir el informe de la inspección de dicho presidente en julio del mismo año. Fue en 2009 cuando procuradores y abogados enviaron escritos a sus colegios profesionales quejándose del colapso que sufría esta sala.

Al parecer y debido a que se trata de una revisión ordinaria, el servicio se reunirá con la juez y la secretaria para conocer el día a día de la tramitación de que lleva el Número 1. En otras ocasiones, las supervisiones van más allá y también pueden incluir la petición de determinados asuntos al funcionario que los tramita para saber en qué fase están. Sea cual sea el motivo de la visita, hace apenas dos meses los procuradores volvieron a recurrir a su colegio para alertar del retraso que sufren varias demandas que entraron en este juzgado, hasta el punto de que algunas registradas en mayo estaban aún sin incoar. El atasco de casos se produce a pesar de que los cinco integrantes de la plantilla (3 de ellos interinos) cuentan con dos personas de refuerzo, que se incorporaron ya en 2008 y 2009.

Parte de este colapso se debe a que el Juzgado Número 1 se encarga, desde 2007, de los asuntos relacionados con la violencia de género. En este punto, desde la CIG su delegado sindical para justicia, Xosé Barreiro, indica que los dos jueces de Lalín pueden optar por un reparto más equitativo del trabajo "porque en las localidades en que solo hay dos juzgados suele haber unas plantillas muy reducidas, con sobrecarga laboral. No obstante, los asuntos que entran en estas salas serían insuficientes para abrir una tercera", afirma. Para Barreiro, la congestión del juzgado dezano también puede achacarse a la movilidad de la plantilla, que afecta tanto a los funcionarios como a los jueces, que suelen ser muy jóvenes y sin apenas experiencia, puesto que han de pasar por los juzgados de villas antes de convertirse en magistrados. "Lo que necesita Lalín es un magistrado con 15 años de vida laboral que agilice todos esos despachos", propone Barreiro, que opta también por una plantilla fija que lleve, de principio, a fin, cada caso.