A Estrada es tierra de hidalgos... e incluso de inquisidores. Así lo acreditan los numerosos escudos que atesoran las numerosas casas blasonadas que salpican el territorio estradense. De su origen, sus propietarios, su ubicación y de su estado de conservación dio ayer buena cuenta en el Recreo Cultural de A Estrada el delegado para la provincia de A Coruña de la Asociación de Genealogía Heráldica e Nobiliaria de Galicia, el estradense Luis Ferro.

El presidente de la citada asociación a la par que vicepresidente de la Comisión Heráldica de la Xunta de Galicia, académico y Premio Nacional de Estudios Heráldicos 2007, Carlos Acuña Rubia, presentó la ponencia de Ferro. Éste, en una conferencia amenizada por la proyección de las imágenes de los escudos y las edificaciones mencionadas, aludió a los escudos y las casas de Monteagudo (Codeseda), Os Muros (Parada), Casa Grande de Parada, Ballesteros (Ribela), Xerliz (Guimarei), Gómez (también en Xerliz, de Guimarei), Casa Grande de Figueroa (propiedad en su día de los Marqueses de Figueroa), Correáns (Vinseiro), Curantes, Araújo (Ribeira), Os Horros de Golmados (Arnois), Casa da Silva (Orazo), Casa de Miranda (Santeles) y Casa de Barcia de Piñeiro (Cora). Asimismo, hizo referencia a los dos escudos que había en la desaparecida Casa Quiñones de Castrotión, que el ilustre Reimóndez Portela se llevó a su jardín por temor a que le fueran sustraídas. También explicó que las iglesias de Ribeira, Guimarei y Ouzande así como la ermita de Rivadulla también se concibieron blasonadas y que la Casa de Curantes presenta la particularidad de tener un escudo timbrado con una corona. Por su parte, la Casa de Barcia (Cora) presenta un escudo rectangular. Los escudos de las casas de Monteagudo, Muros, Curantes, Miranda y Silva demuestran además que sus propietarios eran miembros de la Inquisición.