Halloween, Día de Todos los Santos o Samoín. Sea cual sea la denominación, lo cierto es que la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre está llena de tradición y magia. Símbolo irrefutable de esa costumbre es la típica calabaza adornada con todo tipo de detalles, desde ojos, dientes y boca has ta las más destellantes luces. Este motivo ornamental típico de esta época del año fue protagonista también ayer en Guimarei, pues unos 30 integrantes de la Confederación Galega de Persoas con Discapacidade (Cogami) de los concellos de A Estrada y Silleda celebraron una fiesta en la que además de exponer sus "cabazas"–creadas a lo largo de toda la semana sin que les falte retoque– degustaron el plato tradicional de esta fiesta: las "chulas" cocinadas en base a este vegetal.

El trabajo realizado en uno de los talleres impulsados pude observarse en la sede estradense que de Cogami, situada en la citada parroquia, puesto que los integrantes de esta entidad dejaron ayer expuestas sus fantásticas calabazas. Y como manda la tradición, no falta una vela encendida en su interior. Además, colocaron también unas cajitas con las figuras típicas de esta festividad como brujas y murciélagos. La degustación de las "chulas" cocinadas y de bizcocho de calabaza completó una celebración que, tal y como explicó la coordinadora de Cogami para la zona, Fina García, permite "romper a rutina", haciendo que los "rapaces pasen un día moi agradable". Ése era precisamente el objetivo perseguido con esta actividad y con otras que Cogami impulsa contando siempre con la imprescindible colaboración de los padres, cuya buena disposición se resalta desde el organismo. La carpa Máis que Capaces de A Coruña ya los está esperando.