El salón de actos de la Casa da Cultura de Silleda se quedó pequeño para albergar a la masa social de la cooperativa Indega, con cerca de 300 socios activos. La principal asociación de productores lácteos de la provincia celebró anoche una asamblea decisiva para su futuro, en la que estaba previsto que la junta directiva de José Rey sometiese su continuidad a la voluntad de los presentes, un debate que no se había iniciado al cierre de esta edición. La junta mantenía su intención de dimitir si la asamblea no respaldaba su propuesta de que todos los miembros comprasen el pienso en la cooperativa.

La sesión se inició con retraso sobre la segunda convocatoria, fijada para las 22 horas. En la asamblea se dieron a conocer las cifras económicas de la sociedad, cuyas pérdidas la han colocado en riesgo de desaparición. La deuda real fue cifrada en 500.000 euros, además de una póliza de crédito suscrita por algo más de 200.000. El déficit de los diferentes servicios y la sobredimensión de la plantilla de personal, cuya reducción también se planteó anoche, cuestionan la viabilidad de la entidad. La directiva admitió la necesidad de un recorte de personal, pero carece de fondos para afrontar las indemnizaciones, que pretendían asumir con fondos de la administración pública. Por ello, la junta criticó anoche duramente el papel jugado en los últimos meses por la Consellería de Medio Rural, a la que acusó de falta de apoyo.

La ya delicada situación económica de Indega se agravó a raíz de la decisión de la empresa Leche Río de suspender la recogida a la entidad. La mayor parte de los ganaderos negociaron la recogida a título particular con ésta y otras compañías, ante el fracaso de las negociaciones mantenidas por la cooperativa.