En el núcleo urbano de O Castro, en Dozón, hace treinta años que no se levanta una edificación nueva, “e por riba, as escasas reformas que se teñen acometido caen na ilegalidade”, indicaba ayer el edil nacionalista Ismael Ledo, en referencia a una vivienda apostada al pie de la N-525 a la que se permitió integrar una farola del alumbrado público en una de sus paredes. Ledo hacía ayer hincapié en la decadencia del municipio, derivada de una gestión municipal que ha paralizado tanto el plan de Urbanismo como la parcelaria en O Castro –en suspenso desde hace seis años– o la red de suministro de agua y saneamiento en las parroquias, así como un tanatorio “que non se sacou a concurso pero que xa se entregou a unha firma de Lalín”. Es más, la única depuradora con que cuenta el municipio se ubica, precisamente, en O Castro, pero aún no funciona porque la línea de corriente que precisa se incluyó en las obras del plan estatal, por 28.519,65 euros, y fue adjudicada a Electricidad Femán.

La elección y ejecución de obras fue uno de los temas del pleno de ayer, una sesión de apenas media hora a la que no acudió el también nacionalista Benjamín García ni tampoco el alcalde, Adolfo Campos. En su lugar, el teniente de alcalde José Adonis Rodríguez hubo de admitir lo ilógico que resulta incluir obras ya acometidas por Medio Rural en el plan estatal –caso del camino entre O Castro y Reboredo– o en los presupuestos municipales, como ocurre con la pista entre A Gouxa y Pena de Francia. “Procuraremos que non se repita”, apuntaban desde el gobierno local, a la vez que se mantenía la idea de que, en un futuro, O Castro sí contará con el enlace a la AG-53 en dirección a Ourense.

Local social

Donde sí se mostró más reticente el gobierno local fue en la ya tradicional polémica con los comuneros de Pena de Francia. El edil Francisco Guerra aseguraba que “mentres Jesús Remeseiro sexa presidente, nunca lle deixarei as chaves do local”, que en realidad se trata de un palco cubierto donado por una residente en Argentina y que “se nos atemos á lei, só podería empregarse durante os días de festa”, apuntaba al término del pleno el propio Remeseiro. Este colectivo suele celebrar sus reuniones en domingo, y en las últimas ocasiones tuvo que hacerlo al aire libre, por lo que Remeseiro no descarta comprar una casa de madera entre los 52 comuneros y ubicarla en el monte.