La autovía AG-53, entre Dozón y Ourense, quedó ayer abierta al tráfico con la puesta en marcha del tramo entre Cea y el enlace de la Autovía Rías Baixas, que servirá para acceder a la capital de As Burgas. La apertura de este vial de alta capacidad permite que los dezanos se conecten de modo gratuito con Ourense y con la Meseta, pero la verdad es que la propuesta, aunque atractiva, resulta insatisfactoria, ya que la comarca mira más hacia la capital gallega que hacia el interior de la comunidad.

La AG-53, en la que se han invertido casi 180 millones de euros, iba a ser una autopista de peaje con unas tarifas similares por kilómetro a las del tramo entre Santiago de Compostela y Lalín, pero el anterior presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, anunció la supresión del peaje en la fase final de las obras en plena campaña de las municipales en 2007.

Su gobierno recibió mandatos del Parlamento para realizar negociaciones con Fomento tendentes a liberalizar también el primer tramo, que es el que realmente ansían los lalinenses, pero su mano derecha en Obras Públicas, María José Caride, siempre dijo que la concesión estaba blindada hasta 2074 y que los dezanos estaban condenados a pagar esas tarifas hasta ese año por una decisión del PP.

Con esta situación, los lalinenses han visto con agrado la apertura de la conexión gratuita a Ourense, pero giran apesadumbrados la cabeza cuando apuntan a Santiago, una ciudad con la que hacen mucha más vida. Por ello, esperan a que el PP cumpla su compromiso electoral de aplicar una rebaja del 50% a los usuarios habituales, pese a que este concepto aún no está definido y a que la medida es insuficiente, al menos según lo expresado por el alcalde lalinense, Xosé Crespo. Ayer, el conselleiro de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras, Agustín Hernández, se pronunció, en la apertura de la AG-53, sobre este peaje y aseguró que sigue vigente el compromiso electoral del PP de aplicar criterios redistributivos para analizar la forma de afrontar ese peaje.