El portavoz municipal del PP de Silleda, José Fernández Viéitez, incidió ayer de nuevo en el problema del ejecutivo que dirige Paula Fernández Pena, que ha visto como Javier Cuiña y Ofelia Rey se pasaban al grupo de los no adscritos y como Gerardo Lázara mantiene una postura divergente con la regidora.

Ante esta situación, que la alcaldesa está intentando recomponer desde hace semanas con diversos contactos y reuniones, Viéitez aseguró que el PP le va a dar margen para que finalice con sus conversaciones y dé explicaciones sobre las mismas con el fin de recomponer su gobierno. y concederle estabilidad Así, es la primera vez que Viéitez concede, al menos públicamente, una tregua a Pena, aunque advierte de que en caso de que sus negociaciones fracasen se verá obligado a pedir su dimisión de modo inmediato. En este contexto, el portavoz popular y ex alcalde silledense, que ahora lidera el grupo mayoritario tras el abandono del PSOE por parte de Cuiña y Rey, está convencido de que la regidora no conseguirá un acuerdo estable para el gobierno silledense. “Aínda que lograra algún acordo puntual, os problemas xurdirían de novo en pouco tempo, xa que o mal está enquistado xa de forma irreversible”, apostilló.

De hecho, sostiene que los problemas son constantes y que ello pone de evidencia, a su juicio, la incapacidad de la alcaldesa para arreglar su gobierno, lo que están causando “nerviosismo e tensión” entre los trabajadores y los vecinos.

El factor Lázara

Por otra parte, Viéitez cree que la intención de Pena de “desfacerse” de Gerardo Lázara se ha visto truncada por el propio edil, que ha mudado su postura inicial y ya no está dispuesto a poner su acta a disposición de la alcaldesa. Según Viéitez, el concejal acaba de poner sus condiciones encima de la mesa y pasan por la creación de una superconcejalía de Obras y Medio Ambiente con un alto presupuesto y su delegación en favor del propio Lázara con plena autonomía para manejarla. Asimismo, siempre según la versión del ex alcalde, Lázara también ha exigido que se le respete el sueldo de su dedicación exclusiva y, de no cumplirse estas peticiones “a guerra traería consecuencias”. El propósito de esta maniobra de Lázara, que pretendía irse a la Xunta si repetía el bipartito, es la de gestionar un área con importante juego político y alto presupuesto y doblegar a Manuel Cuiña, hombre de confianza de Pena y actual edil de Obras, que Viéitez ve como “inimigo declarado” del socialista.