Harta se declara Carme Fidalgo de recibir responsabilidades que no le corresponden. La única edil del BNG recalca que su partido no es decisivo en la actual tesitura y echa en falta un “compromiso real” de la alcaldesa, Paula Fernández Pena, para salir de la crisis: “Sobran declaracións de cara á galería e falta un compromiso real da alcaldesa para arreglar isto, e discreción ata que haxa algo que ofrecer”. Afirma que el BNG tiene “toda a vontade” para que el PP no vuelva a gobernar. Pero condiciona su entrada en el gobierno a la conformación de una mayoría absoluta. “Non estamos dispostos a formar parte dun goberno en precario”, manifiesta. Insta, por tanto, a la regidora a reunificar primero su candidatura antes de entablar cualquier negociación con los nacionalistas. De hecho, éste fue el consejo que le dio en su última reunión: “Ten que sentarse a falar cos seus concelleiros, cos cinco, non unha nin dúas, senón cen veces, se fai falta, ata que saian todos os trapos sucios, se laven e se arregle a situación -proclama-. A pelota non está no tellado do BNG, non vou ser eu quen os convoque”.

Fidalgo atisba dos posibilidades para contribuir a la estabilidad gubernamental de Silleda: Entrar en el gobierno o llegar a acuerdos de mínimos para garantizar la estabilidad hasta los comicios de 2011. En el primer caso, la única condición que pone para abrir un diálogo es que primero se arreglen las diferencias en el seno de la lista con la que el PSOE concurrió en 2007. “A partir daí poderíase empezar a falar para ver se chegamos a acordo”. De no ser así y precisar acuerdos puntuales el gobierno, Fidalgo apela a un “cambio de actitude” por parte de la alcaldía, porque “ata agora só cedeu o BNG”. Gracias a su voto, la alcaldesa y el edil Gerardo Lázara tienen salario público y el gobierno pudo sacar adelante varias propuestas. A cambio, Fidalgo sólo puso dos condiciones: Que se realizase una auditoría pública de las cuentas municipales y que Lázara, puesto que cobraba, entrase en el principal órgano de toma de decisiones, la junta de gobierno local. “A primeira non está feita e a segunda fíxoa obrigada cando marcharon Javier [Cuiña] e Ofelia [Rey]”, sostiene Carme Fidalgo.

El Bloque mantuvo tres reuniones con Pena en los últimos dos años. La primera fue después de los comicios locales. Entonces el PSOE les ofreció la concejalía de cultura, sin deportes y para ejecutar el programa electoral socialista; además, las relaciones con los medios deberían pasar por la alcaldía. No hubo acuerdo.

A la segunda cita, meses después, el BNG acudió con una propuesta concreta para formar parte del ejecutivo: Asumir la cartera de medio rural. Ni siquiera llegó a formularla. El PSOE le puso como condición sine qua non una tercera dedicación exclusiva, para Manuel Cuiña, y, en caso de solicitar Fidalgo una para sí, otra a tiempo parcial para Dolores García. Tales exigencias hicieron imposible cualquier diálogo.

El último encuentro formal -aunque hubo otros casuales en los que se habló de la gobernabilidad de Silleda- sucedió dos días después de las elecciones autonómicas. Entonces, Pena estaba “obsesionada” con una posible moción de censura instigada por el Partido Popular. Por eso, Fidalgo le dejó claro que su formación “nunca” apoyaría esta maniobra. Es más, le garantizó apoyo a la gobernabilidad, dentro o fuera, siempre que el PSOE cambie las formas. Como muestra de buena voluntad, la alcaldesa consensuó con Fidalgo, por primera vez en su mandato, los asuntos del pleno de marzo.

Por su parte, los dos ediles no adscritos afirman que no hay conversaciones con la alcaldesa para intentar recomponer el grupo de gobierno. “Estamos na mesma situación, non mudou nada”, indica Ofelia Rey. “Primeiro ten que arreglar os problemas que hai entre eles os catro”, añade Javier Cuiña. En todo caso, ambos concejales reiteran su disposición a “falar con todo o mundo sempre que sexa pola gobernabilidade e polo interese xeral de Silleda”.

Un sindicato de policía pide la dimisión de Pena

El Sindicato Profesional de Policías Municipales de España estudiará si la alcaldesa cometió algún delito o falta al insinuar que los policías locales de Silleda fueron “enchufados” por el Partido Popular”. La agrupación asegura que los agentes realizan su labor como establecen las leyes, aunque no así la regidora, que no les abona los plus de “festividad, turnicidad y nocturnidad que realizan para cubrir todos los servicios”. Denuncia que seis policías tienen que cubrir turnos de 14 horas para realizar el trabajo de doce y que no libran un fin de semana al mes, cuando los demás funcionarios los gozan todos. La pareja de los viernes labora 20 horas seguidas: De 8.30 a 5 de la madrugada siguiente, con sólo una hora para comer y otra para cenar, quedando uno siempre de servicio. A pesar de ello, cobran igual que un auxiliar administrativo. “Es un castigo de la alcaldesa para los enchufados?”, se pregunta José Manuel Pombo, secretario autonómico del sindicato.

A su juicio, las declaraciones de Pena son “desproporcionadas”, porque “no se les puede calificar de enchufados” ni decir “que se escaquean del trabajo, aunque para esto tienen motivos”. Por eso, el sindicato pide la dimisión de la alcaldesa o que, al menos, pida perdón a los policías locales y se siente a hablar sobre sus complementos. De lo contrario, el sindicato recurrirá a la vía judicial. En cualquier caso, no descarta movilizaciones y medidas de presión legales si Pena no rectifica públicamente.