Numerosas empresas de la comarca atraviesan situaciones financieras dramáticas provocadas por la crisis económica y por el desplome del sector de la construcción. Las sociedades que centran la mayor parte de su actividad en la obra pública son las que mejor están sobrellevando la situación, mientras que las firmas vinculadas a la construcción acumulan rescisiones de contratos, recortes en la plantilla y complicadas negociaciones con las entidades financieras para intentar negociar la pérdida de ingresos por la elevada morosidad y los pagos prolongados con los que se opera desde hace meses. Empresas de transporte, de excavaciones, de suministros, y servicios auxiliares intentan remar a contracorriente mientras acumulan numerosas deudas que dejan resquebrajada su liquidez y sin margen de maniobra para reconducir esta traumática situación.

El presidente de la AED, José Luis Vila, advierte de la gravedad del problema y admite que existen numerosas empresas con graves problemas financieros. “É evidente que moitas das sociedades que dependen da construcción na comarca están a pasalo moi mal, e que aínda que se intente tapar este problema, esta situación existe”, dice. El responsable de la patronal dezana subraya que muchos emprendedores intentan “tapar” el problema e intentar aguantar “a base de esforzo e traballo, pero a situación é a que é”, dice. Sin embargo, opina que algunas firmas optaron en los últimos meses por diversificar su producción y abrir mercados fuera de la comunidad autónoma o lejos de España, como una forma de escapar a este sector tan castigado por la crisis y opina que las empresas deberían aparcar su ansia de crecimiento y priorizar las operaciones con garantía de cobro. “Aínda que todos queiramos medrar, agora é mellor ser prudentes e aguantar”, dice. “Hai máis empresas que o están a pasar mal que as que non teñen ningún tipo de problemas. Hai grandes dificultades para obter liquidez”, señala.

Excavaciones Mejuto, la principal empresa de la comarca del sector, es una de las que padece graves problemas financieros debido a, como en otros muchos casos, la elevada morosidad que existe actualmente. Su propietario, Manuel Espiño Mejuto, reconoce que en los últimos meses se vio abocado a reducir a 32 trabajadores una plantilla con más de 60 operarios. La empresa trasdezana acumuló en pocas semanas más de 800.000 euros en cobros pendientes, y, aunque su dueño confía en remontar la situación, señala que es difícil soportarlo. “Incluso me recomendaron que presentase suspensión de pagos, pero creo que podemos sair deste problema se empresa e traballadores arrimamos o ombreiro”, opina. “Menos mal que a miña maquinaria está pagada, que senón a cousa aínda sería máis grave”, dice el emprendedor.

Los otros damnificados de Proinsa

El presidente de la patronal dezana reitera que la comarca tenía una elevada dependencia del sector de la construcción, lo que motivó que este problema se agudizase, aunque cree que “esta situación é incluso menos traumática da que existe noutros puntos de España”. Aboga porque las empresas aseguren los cobros y seleccionar las operaciones que puedan perjudicar su liquidez.

La quiebra de la firma local Proinsa afectó notablemente a varias empresas de la comarca, hasta el punto de poner en peligro su viabilidad. Un año después, sociedades como Industrias González se han visto inmersas en complejos procesos para conseguir liquidez y, aunque han conseguido recuperarse, aún arrastran este problema.

La empresa de suministros Herfersum es otra de las firmas cuyo futuro peligra seriamente. Su propietario, Manuel Herrero, admite que la situación es compleja pero niega que, por el momento, tenga previsto echar el cierre, desbordado por los impagos de la constructora.