"Está moi afectado". Con estas palabras describía la mujer del interventor secuestrado ayer por los atracadores de la sucursal de Caixanova el estado de ánimo de su marido. Y no es para menos. Vivió una auténtica pesadilla desde el momento mismo en el que salió de su casa y le amenazaron físicamente con armas blancas y psíquicamente con atacar a su familia. Según relató ayer su hijo, haciendo gala de la afabilidad que le caracterizaintentó salir del paso diciéndole a los asaltantes que si querían atracarle no iban a lograr un buen botín porque apenas si llevaba 100 euros encima. Pero su tormento -mientras que dejaba el corazón en casa, con su mujer y su hijo, a los que creía en peligro- siguió de camino hacia A Estrada con tan ingrata "compañía" y, poco después, cuando le obligaron a abrir el banco y la caja fuerte.

Su fuerte sentido del deber quedó claro cuando, aún bajo las fuertes coacciones físicas y psíquicas, intentó pulsar el botón de la alarma para defender el patrimonio de la caja en la que trabaja. Y, después -tras la lucha con el atracador, con una mano herida y un golpe en la cabeza, cuando su secuestrador se fue y le dejó maniatado y amordazado-a buen seguro que la tortura continuó por las pérdidas que sabía a ciencia cierta que había sufrido el banco y por la terrible incertidumbre sobre dónde estaba y qué le estaba ocurriendo a su familia.

Ésta aseguraba ayer que nunca podrá olvidar lo ocurrido y que es consciente de que José Antonio Senín "volveu a nacer" ayer. A media mañana, tras ser asistido en el ambulatorio de A Estrada, regresaba ensangrentado a su casa, acompañado por el jefe de zona de Caixanova. Fue una estampa "horrible", admite su mujer. Poco después, Senín volvía de nuevo a la sucursal bancaria,escoltada ya por efectivos de la Guardia Civil y de la Policía Local de A Estrada y en cuyo interior la policía judicial de la Benemérita se afanaba por tomar huellas y recabar posibles indicios que puedan conducirles a detener a los atracadores. La cara de Senín -habitualmente campechano, de carácter afable y próximo a los clientes - hablaba con elocuencia sin necesidad de que pronunciase palabra alguna. A buen seguro, al infierno vivido, se sumaba su pesar por no haber podido evitar pérdidas económicas para la sucursal bancaria. Sólo después de volver al banco, fue al Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS) para que le suturasen el profundo corte que presenta su mano. Ya por la tarde, declaró ante la Guardia Civil pero declinó realizar declaraciones públicas a esta Redacción "para non entorpecer as investigacións", con la esperanza de que éstas fructifiquen con la captura de los atracadores.

Y, mientras, en su casa le esperaba su familia, deseosa de poder compartir con él estos momentos, especialmente amargos. A su dolor se unen quienes le conocen y no dudan en afirmar que es, ante todo, "unha boa persoa". Por eso, más allá del impacto que siempre causan los sucesos de este tipo, muchos estradenses sintieron ayer una profunda conmoción al conocer que la víctima del secuestro-atraco había sido él. A pesar de todo, la villa se felicita de que esté sano y salvo para, tal vez algún día, poder contarlo.