A.C /S.S.  A Estrada/Lalín

Antes de sumergirse de lleno en la degustación de turrones y mazapanes, los vecinos de las comarcas de Tabeirós-Terra de Montes y Deza vivieron ayer una jornada puramente gastronómica. Centenares de personas tuvieron que elegir o dividirse para poder saborear la popular richada de Forcarei, los callos en Matalobos (A Estrada) o las dos carnes protagonistas de la "Festa do becerro leitón e do porco da casa" celebrada en el municipio dezano de Agolada.

"Ríchame aí esa carne". Esta frase, pronunciada por los arrieros que hacían escala en tierras forcaricenses y repetida en sucesivas ocasiones dio origen a uno de los platos más típicos de la gastronomía de Forcarei. Así lo recordó Pepe Cortizo, el maestro cocinero de la XV Festa da Richada que ayer preparó, junto a un importante número de ciudadanos voluntarios, alrededor de 1.500 raciones de este plato, que pudo degustarse de modo totalmente gratuito y bajo una gran carpa en la Praza da Igrexa de la localidad forcaricense.

Para la elaboración de todas estas raciones fue preciso hacer uso de 100 kilos de carne de ternera, aderezada con otros 20 kilos de cebollas y sabiamente condimentada con aceite de oliva, sal, vino blanco, pimiento dulce y pimiento picante. Pepe Cortizo, que regenta una casa de turismo rural en Vilariño (Millerada), confesó que uno de los grandes secretos de la richada es lograr que la salsa tenga el punto justo de espesor. "Se a carne é boa, a richada sae ben sempre", apuntó. Este cocinero prefirió reservarse el secreto de su toque personal para este plato, especialmente aplaudido entre quienes acudieron a esta fiesta gastronómica, atraídos por el inconfundible sabor agridulce de este plato. "A_richada está exquisita", confesó el alcalde, David Raposeiras, a los asistentes.

La fiesta, organizada por el Concello de Forcarei, estuvo en todo momento animada por la música de la Banda de Gaitas del concello, Lume na Lareira, Os Carnochos de Soutelo de Montes, el Cuarteto Marabillas y las pandereteiras de Adonairare de Vilaboa. Otra de las actividades culturales programadas para este día fue la inauguración de la exposición de pintura de Scorpio en la sala de muestras del consistorio.

Por su parte, la parroquia estradense de Matalobos acogió en la jornada de ayer la tercera edición de la Festa dos Callos, un evento plenamente consolidado y que cada año reúne a un mayor número de participantes. Según confirmaron sus organizadores, casi 400 personas degustaron este plato propio de la gastronomía invernal, casi un centenar de comensales más que el año pasado. Para hacer frente a esta demanda, se preparon 100 kilos de garbanzos, otros tantos de carne y 50 kilos de vientre, todo ello acompañado de una quincena de bicas para el postre y 60 kilos de pan con el que poder disfrutar hasta el final la sabrosa salsa.

Después de tan copioso almuerzo, la gran carpa en la que se celebró la comida sirvió de espacio para el disfrute de la verbena. Comenzó a las 18.00 horas y en ella participaron las orquestas Galilea y Gran Parada. Con todos estos actos Matalobos celebró sus fiestas en honor a Santa Eulalia.

Y mientras, en la Praza do Concello, de Agolada unos 200 comensales participaban en la cata de la quinta Festa do Becerro Leitón e do Porco da Casa, en una jornada que por coincidir con el puente festivo y con las matanzas de porcino, restó afluencia a la cita en comparación con otros años. De hecho, entre las personalidades que acudieron -el alcalde Ramiro Varela y su homólogo de Santiso, Ovidio Leiva, así como los ediles del PSOE o el escritor Xosé Vázquez Pintor- no se hallaba el organizador del evento, Juan Coego, por estar de vacaciones. Esta ausencia motivó las críticas de los partidos de la oposición, dado que en anteriores ocasiones se instó a Coego a que introdujese en la fiesta mayores atractivos, como la venta de cerdos cebados en el propio municipio.

Ayuda de la Diputación

La degustación, realizada al amparo de una carpa por el temor al mal tiempo, estuvo amenizada por los tres "regueifeiros" del grupo Trioliro, mientras que, para los que preferían recorrer el casco urbano, algunos puestos de embutdos, aperos de labranza y flores servían de tentación a los bolsillos. La fiesta agoladense, que cuenta con una subvención de 6.000 euros por parte de la Diputación, se prolongó hasta bien entrada la noche gracias a la actuación de una orquesta.