El Concello de Lalín se ha convertido en un importante foco de atracción de inmigrantes y acoge cada día una media de tres nuevos vecinos procedentes del resto de España o del extranjero. La capital dezana cerró el pasado año 2007 con la llegada de 925 inmigrantes, de los que 570 eran nacionales (411 de Galicia y 159 de otras partes del Estado) y 355 foráneos.

En todo caso, en el lado negativo se sitúa la existencia de 555 lalinenses que abandonaron el concello y que se trasladaron, mayoritariamente, a otros puntos de la provincia de Galicia (360), aunque la emigración también tiene como destinos el resto de España (155) e incluso el extranjero (40).

Con estos datos, el concello lalinense cuenta con un saldo migratorio favorable de 370 personas en el año 2007, según los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE). Esta cifra es la más elevada de la historia del municipio y le permite seguir ganando población aunque sea a un ritmo ligero, ya que compensa sobradamente el desfase entre los nacimientos y los fallecimientos, que se suele cerrar cada ejercicio con la pérdida de unos 150 vecinos.

Lalín, con la ganancia de 370 vecinos originada por los movimientos migratorios, ha duplicado prácticamente el balance del año 2006, que era positivo en 192 personas, y supera las mejoras marcas contabilizadas en los años 2002 y 2003, en los que los saldos migratorios aportaron 317 y 284 residentes al censo, respectivamente.

Tras la capital dezana, también son destacables las cifras del Concello de Silleda, que lleva con saldos migratorios favorables consecutivos desde el año 2000, aunque en el pasado ejercicio también registró su récord histórico al incorporar a 183 nuevos vecinos por este concepto. El municipio trasdezano recibió a un total de 401 inmigrantes, que procedían casi en su totalidad de otros puntos de Galicia (179) o bien del extranjero (159). No obstante, registró la marcha de 218 silledenses, que optaron casi en su totalidad por rehacer sus vidas en otros puntos de Galicia (144).

Recuperación en Cruces

Por su parte, el Concello de Vila de Cruces es el tercero y último de la comarca dezana que contabiliza un saldo migratorio favorable con los datos de 2007, ya que ganó 14 residentes tras registrar 206 inmigraciones frente a 192 emigraciones. De este modo, el municipio de Carbia consigue, por segunda vez, un saldo favorable desde que comenzó el presente siglo, aunque no alcanza el balance positivo de 33 personas del año 2005.

Finalmente, los tres ayuntamientos menos poblados tienen un saldo migratorio negativo, aunque en los casos de Agolada y Rodeiro es apenas insignificante y sólo supuso la bajada de dos vecinos en sus padrones. El concello agolense acogió a 75 inmigrantes pero vio como se marchaban 77 vecinos, mientras que el de Camba recibió a 54 personas frente a las 56 que dejaron estas tierras. Así, el balance más negativo lo presenta el Concello de Dozón, que ganó a 20 personas de fuera (16 de Galicia) pero perdió a 48 lugareños, lo que supone una caída de 28.