Dos sectores estratégicos de la economía de la comarca de Deza están notando de forma especial los efectos de la crisis financiera. Tanto la construcción como el textil de la zona llevan meses, incluso años, intentando capear el temporal de la recesión mediante fórmulas empresariales que posibiliten la menor pérdida posible de negocio y el mantenimiento del empleo. Tras los casos de Proinsa y de Géneros de Punto Montoto, la clase empresarial dezana ha tomado buena nota, y nadie quiere que el "tsunami" de la ruina se lo lleve por delante. Prescindir de subcontratas, en el caso de la construcción, y deslocalizar buena parte de la producción y aventurarse en nuevos mercados, en el del textil, son las principales apuestas de dos de los pilares básicos de la economía de Deza.

Si algo está claro entre los constructores de la comarca, es que los trabajos de obra pública se mantienen a pesar del "crack" económico, y la venta de pisos ha sufrido un notable descenso. "Afortunadamente, va habiendo trabajo en la obra pública y, de momento, las administraciones están pagando", indican desde Taboada y Ramos. La empresa lalinense asegura no haber necesitado de recortes de personal para mantenerse a flote, aunque en ella están convencidos de que "esto seguro que irá a peor". Lo mismo sucede en la constructora silledense Sangiao, donde afirman no haber notado "la diferencia, porque sólo hacemos obra pública" y apuntan a la vivienda privada como la que más y peor está sufriendo la crisis. También en Trasdeza, desde Suso Chaira S.L. se subraya el papel "liberador" del sector público: "Esperamos que la administración nos libere un poco porque aún nos deben liquidaciones, un trámite que se suele retrasar por la burocracia", explica un portavoz de la empresa. En esta firma se muestran optimistas sobre el final de la recesión, aunque recuerdan que tienen hasta 44 viviendas en promoción totalmente paradas por la falta de compradores.

Sin embargo, en Hermanos Pol reconocen que el mal momento "no nos pilla con una cantidad enorme de obras, y lo estamos compensando con reparaciones, que también han bajado algo". La empresa con sede en Lalín también dice que no ha habido que reestructurar la plantilla para afrontar la crisis, e incluso anuncian dos obras proyectadas para "empezar dentro de poco". A pesar de todo, en Hermanos Pol destacan que "la gente no se interesa en ver pisos y si antes en un mes tenías cuatro para vender, ahora hay uno o ninguno". De la misma opinión son en la promotora Cofersa, donde sí admiten haber reducido plantilla cuando prescinden de las subcontratas "sencillamente porque no hay trabajo". Aquí explican que "en los últimos tres años llegamos a ser catorce o quince de plantilla, y ahora somos cuatro". De todas formas, en la gestora inmobiliaria lalinense prefieren ser optimistas y sitúan en octubre de 2009 el fin de la crisis financiera mundial. De momento, en Cofersa aguantan el tirón con "encargos que te vienen a pedir para lo que necesitas de subcontratas para poder realizarlos".

Menos riesgo

Por lo que respecta a la confección, los malos tiempos no son ninguna sorpresa. "Llevamos cuatro o cinco años adaptándonos a la situación, aunque el textil es menos arriesgado que la construcción", asegura el diseñador lalinense Florentino Cacheda. Su empresa está a la espera de una subvención de la Xunta para llevar a cabo el rediseño de flujos y procesos en la fase de aprovisionamiento de su factoría. Florentino dice que "me preocupa transmitir mensajes más entusiastas" que contribuyan a un estado de ánimo general más optimista con el que salir de la recesión.

En Géneros de Punto Iván han decidido fabricar parte de su producto en Marruecos, y aseguran vender más en el mercado italiano que en el nacional "porque allí no se nota tanto la crisis", dice su gerente José Manuel Fernández. El responsable de la firma también considera que el pequeño comercio será el que peor lo tenga para repuntar en estos momentos. De todas formas, Fernández asegura que la empresa "va bien" a pesar de haber tenido que reestructurar su plantilla de trabajadores.

Por último, en Toypes también han optado por deslocalizar su producto al reino alauita. La empresa lalinense, que realizó una regulación de empleo hace dos años, busca abrir nuevos mercados en el Golfo Pérsico, donde ya vende en Arabia Saudí y pretende introducirse en países como los Emiratos Árabes. Los responsables de la empresa dezana piensan que "hoy hay más gente asustada de lo que es en realidad" pero subrayan el hecho de que el descenso del consumo por parte de los clientes "está repercutiendo" en estos momentos.