El presidente de la Semana Verde, José Maril, apela a su trabajo al frente de la institución durante treinta años y cree que la entidad afrontará con optimismo el futuro con la dirección que propondrá la Xunta. Aún así, rehusa pronunciarse sobre su salida y sólo acepta preguntas vía cuestionario y no una entrevista cara a cara, para aclarar por qué ahora la administración gallega ha decidido apostar por el recinto.

- ¿Sigue sin admitir que en la reunión del patronato del martes se escenificó su cese al frente de la Semana Verde?

- Lo único que se escenificó fue la aprobación unánime de una modificación de los estatutos que considero muy necesaria, no sólo porque la reducción de patronos hará a la fundación mucho más operativa sino porque vendrá acompañada de inyecciones económicas de los patronos: algo que por desgracia no ocurría a pesar de que está demostrado que cada euro público invertido, revirtió 25,6 a la sociedad gallega.

- Ha lidiado con la administración en momentos complicados. ¿No tendrá algún as en la manga todavía?

- Yo no tengo otro as en la manga que seguir trabajando día a día y buscar lo mejor para los intereses de la fundación y de la asociación ferial.

- ¿Por qué cree que la Xunta no propició hasta ahora su marcha?

- Esa pregunta tendrían que contestarla otros. Yo siempre he ofrecido toda mi colaboración, he puesto mi cargo a disposición por dos veces, la primera hace 16 meses y la segunda en el patronato del 4 de marzo de este año. He cumplido con todos los encargos que me ha encomendado el patronato para que llegase a buen puerto esta reforma estatutaria.

- ¿Por qué la institución ha llegado a esta situación?

- Esta fundación llevaba ocho años sin recibir aportaciones de sus patronos. Ha sido una larga travesía en el desierto. Aún así fuimos capaces para invertir en actividad más de 80 millones, de los que sólo la Xunta aportó 15 al presupuesto ordinario. De estos 15, 6 fueron para mantener operativo el recinto ferial. Lo milagroso es que aún a día de hoy no debamos nada a nadie.

- ¿Será leal con los planteamientos de la Xunta para el recinto o estará atento a la nueva estrategia de la dirección?

-Por su puesto que seré leal como siempre. Pero eso sí, como representante de la asociación ferial debo permanecer vigilante para que este recinto no pierda su espíritu ferial. Por su trayectoria y su masa social, esta asociación se ha ganado el derecho a que estas instalaciones sigan cumpliendo el papel con el que fueron construidas.

- Quizá ahora se sienta liberado para decir lo que silenció hasta el momento. ¿Cuáles fueron esas manos negras a las que se aludió estos días?

- Todavía no es el momento de hablar. Probablemente lo escribiré en mis memorias, si es que algún día me las piden.

- ¿Se ha sentido maltratado durante los últimos años?

- Debo reconocer que hubo momentos en los que me sentí defraudado porque pese a las concesiones que hizo la asociación, incluyendo la mayoría en el patronato a la Xunta, seguíamos sin recibir el compromiso de los patronos y veíamos como proliferaban más recintos en Galicia, algo a lo que no le veo ningún sentido.

- ¿Cree que las movilizaciones provocaron que la Xunta optase por abordar la complicada situación del recinto?

- Más que las movilizaciones, creo que la decisión de aplazar la Semana Verde a noviembre fue el detonante para que se agilizase el plan de viabilidad. A partir de ahí se fueron respetando los tiempos que pactamos el 26 de diciembre para relanzar el recinto.

- Quizá si el recinto estuviese en otra ciudad, la Xunta hubiese actuado antes...

- Por desgracia los votos valen mucho en política y Silleda y la comarca no tienen una gran densidad demográfica, pero no me cabe duda de que este recinto está donde tenía que estar.

- ¿Tiene algo que decirle a los que celebran su marcha?

- No guardo rencores. He dedicado innumerables horas a este trabajo y sacrifiqué parte de mi vida personal, pero estoy bastante satisfecho de lo que he logrado. Debo reconocer que me hubiese gustado hacer veinte veces más, pero cuando me toque la hora de marcharme, lo haré sin remordimientos y con mucha dignidad.