Desgraciadamente, no pudo ser. La emblemática A Estrada Industria del Mueble no ha podido resistir la época de "vacas flacas". La crisis financiera y la falta de trabajo la han abocado al cierre.

El punto final en la trayectoria de esta conocida industria local del sector del mueble se escribía el lunes, fecha en la que concluía el período de vacaciones que la firma había dado a los trabajadores. Cuando los empleados llegaron por la mañana a la nave de la firma -sita en Río de Sapos, en la parroquia estradense de Matalobos- se encontraron con que la nave estaba cerrada. No había trabajo y se retomaron las negociaciones que desde hacía meses venían manteniendo patronal y empleados. El martes, la sociedad facilitó la carta de despido a dieciséis trabajadores, cinco de ellos socios de la firma. Ayer, fuentes de la patronal subrayaban que, de este modo, los operarios -que llevan muchos años trabajando en la firma- podrán cobrar el paro ya el mes próximo, sin aguardar a un fallo judicial que podría demorarse meses.

Por su parte, el responsable local de la CIG, Antón Álvarez Merayo, explicaba en la pasada jornada que la decena de trabajadores no socios de la empresa -asesorados por el sindicato- han decidido presentar una triple demanda. En primer lugar, han presentado una demanda de autorrescisión de contrato, a través de la cual pueden despedirse de la firma conservando sus derechos, algo a lo que sólo pueden optar los empleados cuando una empresa les adeuda tres mensualidades de salario. El juicio por esta demanda tendrá lugar el próximo 17 de julio en el Xulgado do Social de Pontevedra. Asimismo, en el marco del mismo proceso, los trabajadores han decidido presentar una demanda por el adeudo de salarios ya que, según Merayo, algunos operarios tienen el sueldo de 4, 5 y hasta 6 meses sin cobrar. Finalmente presentarán una demanda por despido.

Patronal y trabajadores intentaron sin éxito salvar la crisis que atravesaba la empresa, acuciándola con especial virulencia desde principios de año, fecha en los que empezó a notarse la falta de liquidez. Los socios de la empresa intentaron reflotarla inyectando capital nuevo para hacer frente al pago de las nóminas y, para ello, incluso llegaron a recurrir a créditos personales, según confirmaron ayer fuentes de la patronal. Llegaron incluso a intentar vender la nave y realquilarla para seguir trabajando pero no pudo ser. Asimismo, Merayo destacó que hubo trabajadores que aguantaron hasta 5 meses sin cobrar sus salarios de común acuerdo con la patronal, pactando el aplazamiento del pago para intentar reflotar la empresa y, así, mantener los puestos de trabajo. Sin embargo, desgraciadamente se agudizó la falta de trabajo y las entidades financieras retiraron su confianza a la firma. Ésta, por todo ello, no pudo remontar la crisis y se vio obligada a cerrar.