La herida que presentaba en la cabeza no causó la muerte a Krzyszfot Walaszczyk, el ciudadano polaco de 46 años de edad que falleció en Vilagarcía el pasado domingo. Al menos eso apuntan los primeros datos de la investigación.

A falta de los resultados definitivos de la autopsia, la Subdelegación de Gobierno considera probable que el indigente polaco falleció por causas naturales. La teoría que se baraja es que, cuando se dirigía a la furgoneta en la que presuntamente residía, sufrió un infarto, un ataque epiléptico o una afección similar y cayó al suelo, golpeándose en la cara. El golpe le provocó una fea herida bajo la ceja izquierda y la zona se hinchó, de ahí que las personas que vieron el cadáver afirmasen que "tenía la cara destrozada". Pero la verdad es que presentaba una única contusión que, en ningún caso, pudo costarle la vida.

De todas formas, en el anatómico forense de Pontevedra continuaban ayer realizando la autopsia a fin de determinar las causas exactas de su muerte. Y la policía intentaba reconstruir lo que Krzyszfot Walaszczyk hizo en las últimas 24 horas de vida para descartar por completo que pudiera haber sido agredido.

El cuerpo del indigente fue hallado por un viandante, que alertó al agente de la Policía Nacional que estaba de guardia en la comisaría vilagarciana, muy cerca del lugar de los hechos. Cuando le vió, todavía estaba vivo y convulsionaba, lo que da fuerza a la teoría de que falleció por causas naturales. A la zona se desplazó una ambulancia de Protección Civil que trasladó al herido al ambulatorio de San Roque, pero nada se pudo hacer por su vida. De hecho, ya ingresó cadáver en el servicio de Urgencias.

Los vecinos de la zona aseguraban ayer que no habían visto pelea alguna y en el lugar en el que se halló el cadáver no había indicios de violencia. Tampoco el cuerpo de la víctima presentaba otras heridas visibles por lo que se presume que no murió de forma violenta.

El fallecido estaba separado y tenía tres hijos. Llegó a España como turista hace más de una década y posteriormente, consiguió trabajo y un permiso de residencia, antes de que Polonia ingresase en la Unión Europea.

En la actualidad vivía de la mendicidad y realizaba labores de aparcacoches en la explanada ubicada tras los juzgados.