El "furtivismo de bañador" se acerca a las playas de A Illa cada verano, pero no es el único depredador que se cierne sobre ellas. El otro es el furtivismo prácticamente profesionalizado, un problema con el que la OPP-20 y la Cofradía llevan demasiado tiempo conviviendo. En los últimos tiempos se ha detectado que "están mucho más organizados, ya no son solo los habituales de aquí, sino que colaboran codo con codo con gente de otros municipios, creándonos serios problemas, porque la vigilancia de nuestra costa y de los bancos marisqueros de A Illa es sumamente complicada". Dios Castro ha mantenido encuentros con la Consellería, el Servizo de Vixiancia Pesqueira, Guardia Civil y Policía Autonómica para que colaboren en la captura de estos individuos, pero pese a la presión que se ejerce sobre ellos "continúan con su actividad; son una organización muy amplia, que no se dedica a esquilmar los bancos marisqueros y a controlar a los vigilantes de la Cofradía para evitar que sus compañeros se vean sorprendidos".

En A Illa y en otras cofradías de la ría llevan años reclamando medidas contundentes contra estos furtivos organizados, aunque de momento, la mayor parte de las sanciones se han limitado a "multas de tipo económico que no les afectan en absoluto, ya que casi todos ellos se declaran como insolventes". De hecho, a la OPP-20 le consta que uno de los habituales de esta organización "tiene acumuladas más de 40.000 euros en sanciones, pero continúa ejerciendo de furtivo sin el más mínimo reparo".