La importancia arqueológica del islote Areoso, en A Illa, quedó patente en las últimas excavaciones realizadas por Tomos Arqueoloxía a instancias de la Xunta. La empresa se centró en sacar a la luz la mámoa 4, pero también sirvió para localizar diferentes restos en las proximidades, como fue un maxilar completo de la época "Castrexa", que se encontraba muy cerca del monumento megalítico. Todos esos secretos que, hasta el trabajo de los arqueólogos, eran prácticamente desconocidos, se darán a conocer en el municipio el próximo mes de mayo, con la celebración de dos charlas, una para escolares y otra para el público en general, que van a ser impartidas por los especialistas que visitaron Areoso.

Los encargados de dar las charlas serán Santiago Vázquez y Patricia Mañana, que desembarcarán en A Illa los días 8 y 25 de mayo para realizar un relato pormenorizado de todos los hallazgos encontrados en Areoso y sobre la importancia que tiene un yacimiento que está amenazado por la erosión del mar y por la presión que sufre cada verano por la presencia de turistas. Las dos charlas se celebrarán en el salón de actos del Consistorio isleño, ya que el Concello también colabora en una iniciativa que pretende dar difusión a la riqueza de uno de sus parajes naturales y a la necesidad de encontrar medidas de protección, tanto para los restos arqueológicos que se encuentran en el islote, como a los recursos marisqueros y de fauna y flora que posee.

Entre las cuestiones que se describirán a los escolares de 3º y 4º de Primaria y 1º de ESO, así como al público en general, destacan una serie de hallazgos que, para la arqueología, han resultado de gran relieve. Destaca, sobre todo, la localización de una mandíbula, de procedencia humana, partida en dos mitades, que resultó pertenecer a una persona de la Edad del Hierro, con entre 2.500 y 3.000 años de antigüedad.

Este hallazgo está considerado por los arqueólogos como "excepcional" ya que la acidez de los terrenos en Galicia provoca la desaparición completa de los restos esqueléticos en la mayoría de los yacimientos y el de Areoso es uno de los escasos casos de personas anteriores a la época romana. La mandíbula está siendo analizada para determinar el sexo, la edad o la dieta que llevaba esa persona en la época en la que vivió.

La localización de estas dos piezas de mandíbula no se registró en el interior de la mámoa 4, sobre la que se actuó durante el verano de 2017, sino en el paleosuelo que existe en las inmediaciones en la primera toma de contacto que los arqueólogos mantuvieron con el islote, en diciembre de 2016. También de la misma época, los arqueólogos encontraron en la duna que rodeaba la mámoa 4 una fíbula datada en la Edad del Hierro, de un tipo que estuvo en uso hasta comienzos de la etapa romana, lo que constataría que, a finales de esta época, el islote continuaba siendo frecuentado.

El de la mandíbula fue el hallazgo más destacado, pero no el único. La excavación de la mámoa 4 permitió catalogar más de 1.000 fragmentos de cerámica, 200 objetos líticos, varios de metal, carbones, huesos de fauna y cerca de una centena de muestras de tierra y del contenido adyacente a la mámoa. Los restos más antiguos datados durante los trabajos son los del propio dolmen, al que se sitúa en la época del Neolítico. La estructura presentaba una cámara formada por ocho losas, varias de ellas rotas, con un pequeño corredor en forma de ese. En el interior de la cámara, en un estrato muy homogéneo, lo que indicaba que estaba intacto, apareció un vaso íntegro boca arriba, tal y como se depositó.

En él se apoyaban un par de hachas y una esfera de piedra. En ese estrato también se localizaron posibles evidencias de huesos humanos, aunque su fragilidad obligó a retirar la tierra y esos restos en un bloque compacto para ser analizados y excavados en el laboratorio.