La alcaldesa de Cambados, Fátima Abal, y el presidente del Consello Regulador da Denominación de Orixe Rías Baixas, Juan Gil, llegaron ayer a un acuerdo en lo relativo a los horarios de las casetas de la Festa do Albariño. Así, ambos han acordado que los puestos de venta de vino podrán estar abiertos hasta la hora máxima que marca la legislación de la Xunta de Galicia, pero que los que quieran podrán cerrar antes.

Así las cosas, los días grandes -las noches del viernes y del sábado-, los puestos podrían llegar a estar abiertos hasta las 4.30 horas de la mañana, teniendo en cuenta la media hora de desalojo del público.

Sin embargo, esto no significa que la controversia quede enterrada. Fátima Abal fue sola a la reunión con Gil, y queda por ver como reaccionan sus compañeros de gobierno a este hecho. Por lo de pronto, José Ramón Abal, de Cambados Pode, mantiene la espada en alto. "No nos fiamos para nada de Juan Gil, no tiene ninguna credibilidad", aseveró tras conocer el acuerdo.

Estaba previsto que el Ayuntamiento y Rías Baixas se reuniesen o bien hoy sábado o el lunes, pero al final el encuentro se ha precipitado debido a las manifestaciones de José Ramón Abal de ayer por la mañana, cuando pidió que se convocase un pleno extraordinario en el Concello antes de la reunión con Rías Baixas, y que fuese en ese pleno donde se decidiesen los horarios. Según la alcaldesa, ese desafío motivó que ella y Gil se reuniesen sin más compañeros de mesa.

A última hora de la tarde, el Concello difundió un comunicado, en el que se anuncia que se va a firmar un convenio con Rías Baixas, y en el que la regidora tilda de "desleales" los comentarios de algunos de sus socios en el cuatripartito, en lo que parece una alusión al concejal de Pode, al que estaría reprochando que esta semana echase dos veces leña al fuego, primero con su moción, y después con la petición de ayer de que se convoque un pleno extraordinario.

Juan Gil, por su parte, ha dicho que "para nosotros siempre ha sido prioritario mantener una correcta relación institucional con el Concello".

Pero este primer acuerdo podría no significar aún la paz. José Ramón Abal quiere que Rías Baixas se ponga de rodillas ante el Concello, porque les reprocha que "hace un año nos estuvieron dando largas en todo momento con la Ciudad Europea del Vino, y a última hora intentaron chantajearnos". Por ello, está convencido de que los horarios tiene que aprobarlos el Concello, y que eso será "la garantía infalible de que Juan Gil cumplirá con Cambados".

Tras conocer el acuerdo entre la alcaldesa y el presidente del consejo, dijo que "Juan Gil empieza a dar marcha atrás", y en su opinión, eso significa que "nos tomó el pelo, e intentó acabar con la Festa do Albariño", al llevar al plenario de Rías Baixas la propuesta de cerrar las casetas a las 0.30 horas.

Por ello, se reafirma en las declaraciones que hizo por la mañana en el Paseo da Calzada, en las que puso a sus compañeros de gobierno contra las cuerdas, porque quiere que le apoyen en su demanda de pleno extraordinario, "para salvar el Albariño". Para que se convoque esa sesión, tienen que suscribirlo un número mínimo de ediles, por lo que Abal necesita apoyo. ¿Y qué sucederá si no lo recibe? Una incógnita que es pronto para desvelar. Pero como pronto, también dijo que "no hay ninguna crisis de gobierno", y que "de Luis Aragunde y del Partido Popular no esperamos nada positivo porque están jugando políticamente con este asunto".

Insiste en que debe ser después de ese pleno cuando se inicien las "conversaciones" con Rías Baixas. Utiliza esa expresión y no la de "negociaciones", porque en su opinión el Ayuntamiento es soberano para decidir los horarios de un negocio en la vía pública.

Como en algunos otros asuntos a lo largo de los últimos años, el cuatripartito está dando bandazos estos días por la falta de unidad. Primero, algunas formaciones tiraron de las orejas a Somos por haber dado su opinión de partido el día en que la asociación Adegas do Salnés desveló la controvertida decisión del plenario de Rías Baixas.

Después, en una rueda de prensa anunciaron que irían todos de la mano. Y a los pocos días, Abal se desmarcó presentando una moción propia, en la que aboga por cerrar las casetas entre las 4 y las 5 de la mañana tanto el viernes como el sábado. Según él, lo hizo "porque los socios estaban quietos", y en "Cambados la gente que tiene negocios está muy preocupada".

A raíz de esa moción, hubo una reunión de gobierno urgente, y Fátima Abal anunció que se adelantaría el encuentro con Rías Baixas, que el pleno del Concello se retrasaba al 10 de mayo -con lo cual la moción de Pode quedaría posiblemente sin sentido-, y que Abal la modificaría según lo acordado con Rías Baixas. Pero todo quedó en papel mojado ayer.

Fátima Abal tampoco se mordió la lengua en su comunicado. "No se entiende el comportamiento de ciertos grupos políticos que con sus comentarios, cuando menos desleales, pretenden romper la normalidad y transmitir una imagen de ruptura entre ambas instituciones que es radicalmente falsa. Y explica que la propuesta que llevó a Gil es "el boceto que me mandaron elaborar mis compañeros".