O Grove dispone de un pequeño jardín público dotado de un par de bancos usados por los vecinos como zona de charla y descanso que se sitúa en pleno centro urbano, en la Rúa da Praza. Pero ese espacio verde puede desaparecer, ya que el solar que ocupa, de unos 80 metros cuadrados de superficie, está en venta.

La Xunta de Galicia comunicó al gobierno local hace semanas que esa parcela es de titularidad autonómica y se la ofreció en venta por importe de 98.000 euros.

Negocio o vivienda

Parece ser que se trata de una cantidad inasumible para las arcas municipales, por lo que se rechazó la opción de compra. Y lo siguiente que se supo fue que la Administración autonómica saca el terreno a subasta.

Al menos así ha trascendido el miércoles, tras una reunión entre el alcalde y los vecinos de la zona. Y estos recuerdan ahora la historia, para muchos emotiva, que rodea dicho terreno, que de usarse como zona de ocio puede pasar a convertirse en un negocio o una vivienda, ya que se encuentra en suelo edificable y cualquiera puede comprarlo.

Donación vecinal

Según los grovenses de más edad, los que dicen recordar perfectamente la historia en cuestión, el terreno aludido habría sido cedido por un vecino para construir en el mismo la Casa do Pobo. Y así se hizo, parece que a instancias de otro ciudadano meco.

Resulta que tras la Guerra Civil aquella Casa do Pobo pasó a mejor vida y acabó desapareciendo, por lo que a principios del siglo actual, siendo alcalde el socialista José Antonio Galiñanes Mascato, se decidió intervenir sobre ese pequeño terreno y retirar las ruinas del viejo inmueble para que así los vecinos pudieran sacar nuevamente provecho a la zona.

De este modo se formó este jardín con bancos y maceteros que los grovenses conocen perfectamente y que sus visitantes pueden descubrir a su izquierda si bajan desde la Praza de Arriba hacia O Corgo.

Lo más curioso de este asunto es que parece que nadie en el Concello de O Grove, ni siquiera los técnicos municipales, tenían constancia de que ese terreno no fuera propiedad del pueblo meco, de ahí que se recibiera con absoluta sorpresa la comunicación de la Xunta alegando que le pertenece y que quiere venderlo.

Entre los vecinos y políticos que se muestran sorprendidos está el propio Galiñanes Mascato, al que no le consta que la Xunta reclamara titularidad alguna sobre ese terreno y quien, como otros políticos locales en activo, estaba convencido de que la parcela es municipal.

A este respecto, los propios vecinos argumentan que el terreno y la Casa do Pobo habían sido cedidos a un sindicato agrario también desaparecido; motivo por el cual la parcela aludida estuvo durante décadas en una especie limbo legal y en una situación de vacío al que ahora la Xunta pretende dar carpetazo con la operación de venta.