Benito Castro Gondar, de 56 años, es natural de Castrelo (Cambados). En su día trabajó como operario industrial en poliéster, y hace algo menos de un año le diagnosticaron mieloma múltiple, un cáncer que afecta a las células plasmáticas de la sangre y que es distinto de la leucemia, aunque tenga elementos en común con esta última enfermedad. Benito Castro está casado y es padre de una niña. La asociación de mujeres rurales As Saíñas le dedica su Andaina Saudable e Solidaria de este año, que se celebra el 29 de abril.
-¿Cómo llegaron los médicos al diagnóstico de mieloma múltiple?
-En 2010 tuve un pequeño problema de pulmón, que según los médicos estuvo causado por las resinas y los disolventes con los que trabajaba. Entonces me hicieron unas analíticas de sangre y salía un parámetro un poco alto, pero era muy poca cosa. A partir de ese momento me fueron haciendo analíticas periódicamente y me mandaron al servicio de Hematología en el hospital de Montecelo. Hasta que el 3 de abril del año pasado me dijeron que ese parámetro que hasta entonces había ido aumentando poco, de repente había subido mucho, y que seguía haciéndolo. Así que empezaron a hacerme más pruebas, hasta que en junio me diagnosticaron el mieloma múltiple. Antes de la quimioterapia, el 52 por ciento de la sangre que tenía en la médula era cancerígena.
-¿Tuvo síntomas físicos que pudiesen alertar de la enfermedad?
-No, nunca me había sentido lo que se dice mal, aunque a veces sí que me notaba cansado, fatigado.
-¿En qué ha consistido su tratamiento?
-Comencé el 20 de junio con una pastilla diaria, y a los tres días con las inyecciones de quimioterapia y con la cortisona. También me sometieron a un autotransplante de células madre.
-¿Cómo se encuentra?
-En estos momentos muy bien. No he sufrido muchos de los problemas que dijeron que iba a tener, y de ánimo estoy mucho mejor. Antes de la transfusión de sangre era estar sentado un cuarto de hora o veinte minutos, y al levantarme me mareaba unos segundos y se me doblaban las rodillas. Pero ahora esos problemas han pasado.
-¿Cómo se tomó el diagnóstico?
-Me cogió un poco por sorpresa, aunque algo me esperaba, porque después de dos meses haciendo todo tipo de pruebas en Vigo y Pontevedra era fácil imaginar que algo pasaba.
-Las mujeres rurales de Castrelo están organizando la que será su cuarta Andaina Solidaria, y usted será en esta ocasión uno de sus protagonistas. ¿Qué le parecen este tipo de actividades?
-Muy bien, es algo muy positivo. Yo he ido a andar a todas las anteriores, y en la de la semana que viene también iré si me encuentro como estoy ahora.
-En años precedentes, las "andainas" estuvieron dedicadas a otros vecinos de Castrelo que sufren o sufrieron dolencias graves, como Mercedes Álvarez o Martín Dadín. ¿Les conoció?
-A Martín más bien de vista, por la diferencia de edad que había entre nosotros, aunque sí que conozco a sus padres. A Merchy (por Mercedes Álvarez, que sufre atrofia muscular espinal, AME) la conozco más porque somos vecinos. Lo de esa chica es una pasada. Tal como está y no pierde la sonrisa nunca. Tiene una moral impresionante. Darle un diez es poco.
-¿Qué le diría a una persona a la que diagnostiquen de cáncer?
-Lo peor de las enfermedades es que te las metas en la cabeza. Si haces eso, una enfermedad curable te va a llevar seguro. Cuando a mí me dijeron que tenía mieloma múltiple ni me preocupé de abrir un libro o de buscar información por internet para saber que era eso. Desde el primer momento dije que me iba a poner en manos de los médicos y que no me iba a preocupar de querer saber más.
-¿Qué es lo que más echa de menos de lo que podía hacer antes del diagnóstico?
-No puedo conducir, porque al parecer si me para la Guardia Civil y me hacen un control de drogas daría positivo por la quimioterapia. Tampoco puedo tomar el sol y no me dejan probar el marisco de concha,que me encanta.