Más de medio centenar de pensionistas se dieron cita ayer a mediodía en la céntrica Plaza de Ravella, frente al Consistorio de Vilagarcía, convocados por el Movemento Galego pola Defensa das Pensións Públicas, Modepen, para expresar su rechazo al producto europeo de pensiones individuales, el sistema de pensiones privadas y para reivindicar el blindaje de las jubilaciones públicas en la Constitución con el fin de garantizar el mantenimiento del poder adquisitivo.

Los pensionistas desplegaron una pancarta con el lema "Que non nos rouben as pensións" y, tras entonar varias consignas, María José García leyó un comunicado de Modepen, auxiliada por un sistema de megafonía portátil.

"Esta movilización se hace para manifestar nuestro rechazo al producto europeo de pensiones individuales que la Unión Europea y los Estados miembros someterán a debate en los próximos meses. Es un claro paso más de cara a la privatización de las pensiones y la mercantililización de la protección social. Además exigimos la derogación de la reforma de las pensiones de 2011, aprobada por Rodríguez Zapatero, y la de 2013, aprobada por Rajoy. Reivindicamos el blindaje de las pensiones en la Constitución. Por último, reclamamos la anulación de la reforma laboral de 2012 que precariza las condiciones de trabajo, que reduce los salarios, aumenta la tasa de explotación y limita los ingresos por cotizaciones sociales del sistema de la Seguridad Social", declaró García.

Valentín Conde, uno de los miembros del colectivo movilizado ayer, puso de manifiesto que "la pensión no es algo que nos da el Gobierno, es un derecho nuestro adquirido gracias a las movilizaciones que hicimos los trabajadores. Si queremos que las pensiones continúen tenemos que seguir movilizándonos para que no pasen a manos privadas, al fondo de pensiones que quieren los bancos. Estamos dispuestos a continuar las medidas de presión porque la única forma que tenemos de frenar esto es movilizándonos todos juntos, no por separado como están haciendo muchos sindicatos".

Las críticas de los concentrados continuaron con la exposición de casos particulares sangrantes que provocan la espontánea adhesión a las numerosas movilizaciones de pensionistas.

"Soy viuda y tengo una pensión que no me llega para vivir, después de haber cotizado mi marido 35 años al máximo. Además, considero que el aumento del 0,25% propuesto fue una burla y el 3% que plantean ahora es una limosna. Luchamos porque las pensiones vayan incluidas en los Presupuestos Generales del Estado y que estén blindadas por la Constitución. Estamos pidiendo justicia social para los pensionistas y para los trabajadores. Rajoy dice que no hay dinero, yo creo que sí, y si no llega el dinero, en los Presupuestos del Estado se hace un reparto proporcional. Si aún no llega, que le quiten dinero a Defensa y a la Iglesia, que no tenemos por qué mantenerla, los sueldos vitalicios, las prebendas de todos los diputados. Yo tengo 74 años y tengo que estar aquí luchando; tengo hijos a punto de jubilarse con trabajo precario y carrera universitaria", planteó María José García.

Por su parte, Pilar Aragunde criticó que "los políticos que se subieron ahora los sueldos, que no son bajos precisamente, y nosotros los pensionistas recibimos de aumento 3 o 4 euros al año. Que vivan ellos con 600, 700 u 800 euros al mes, a ver si pueden hacerlo. Dice el responsable del Banco de España que los pensionistas tenemos casa propia. Pero no todos la tenemos y quien tiene casa propia es porque la ganó, no es regalada, ni robada. Yo gano de pensión 870 euros y estoy pagando 350 euros de alquiler más gastos, y no tengo ayuda de ninguna parte. A la gente mayor que no está aquí, por favor le pido que piense lo que va a votar, porque es muy importante ver a quien se le da el voto. Esto no es un partido de fútbol, es votar por el futuro de los pensionistas, de los hijos y de los nietos".

Todos expresaron su decisión de continuar con las medidas de presión convencidos de que es la única forma de conseguir que el Gobierno escuche sus reivindicaciones y por fin adopte las medidas que demandan.