El sector de la acuicultura alcanzó el año pasado su mejor registro económico desde el año 2009, con 207,6 millones de euros facturados después de la comercialización de 279.000 toneladas de pescados y mariscos. La clave está, una vez más, en el cultivo de mejillón en batea, ya que esta actividad generó el 95% de esa producción total.

Y es que el "oro negro" de los viveros flotantes disfrutó en 2017 de un ejercicio fantástico, sobre todo gracias a la ausencia de biotoxinas marinas que impidieran la comercialización durante episodios prolongados.

De ahí que los bateeiros despacharan nada menos que 267.000 toneladas de producto por importe de 122 millones de euros.

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¿Qué significa esto? Pues que la actividad mejillonera se consolida como motor económico de Galicia, especialmente en los municipios costeros, tras experimentar incrementos del 12% respecto a 2016, tanto en volumen como en ingresos.

Pero es que, además, esos 122 millones de euros representan el mejor registro económico de la última década y la sexta mejor marca en lo que va de siglo.

En cuanto al volumen de molusco comercializado para el mercado de industria -conserveras y cocederos- y de fresco -depuradoras-, cabe significar que las citadas 267.000 toneladas también constituyen la mejor cosecha de la década, tratándose igualmente de la tercera mayor producción en el presente siglo.

Para que el lector se haga una idea de lo importante que ha sido 2017 para los mejilloneros gallegos, procede explicar que hay que remontarse a principios de siglo para encontrar mejores registros económicos. Habían sido 132 millones de euros tanto en 2001 como en 2002, 126 millones en 2003, unos 141 en 2004 y 137 millones de euros en 2006.

El desplome de 2013

Pero la facturación había descendido de manera preocupante desde 2007, con 98 millones de euros entonces, y se desplomó en 2013, con apenas 74 millones de euros. De ahí que los 122 millones de euros conseguidos en 2017 constituyan un auténtico alivio para los productores.

El único motivo de preocupación para los acuicultores es que el precio medio por kilo de "oro negro" de batea sigue bajo, y en muchos casos se mantienen las mismas cotizaciones medias que hace más de una década.

Esto puede resultar bueno para el consumidor, pero no lo es tanto para los bateeiros, que siguen buscando el modo de valorizar su producto para que se cotice al alza, como el marisco repleto de propiedades nutritivas que es.

La prueba de que las tarifas siguen bajas es que los ingresos no aumentaron tanto como deberían el año pasado, a pesar de que la producción sí aumentó de forma notable e incluso fue mayor que la obtenida en muchos de los ejercicios que dejaron los mayores ingresos económicos.

Dicho de otro modo, las 267.000 toneladas de 2017 solo se ven superadas por las 299.000 toneladas de 2006 y las 292.000 toneladas del año 2004.

Por explicarlo de otra forma: El año pasado se vendieron 24.000 toneladas más de mejillón que en 2001, y sin embargo los bateeiros ingresaron diez millones de euros menos que entonces.

Oreja de mar

Explicado esto, cabe insistir en que fue un buen año para los productores. Y en ello incidió ayer la conselleira de Mar, Rosa Quintana, durante una visita a la empresa de cultivo de oreja de mar "Galician Marine Aquaculture", en la ría de Muros-Noia.

Una firma, declaró Quintana, que "apuesta por la especialización, al ser la única que cultiva oreja de mar 'de alta gama' en Galicia", y que en 2017 "multiplicó por diez sus cifras de facturación en relación a 2016", convirtiéndose en "un ejemplo del potencial que hay en nuestra tierra para el desarrollo de la acuicultura de pescados y mariscos".

De ahí que Rosa Quintana quisiera aprovechar esta visita a la fábrica muradana para desvelar los datos correspondientes a la producción acuícola de Galicia en 2017.

A su juicio resultan "altamente positivos", sobre todo porque las cerca de 279.000 toneladas de pescados y mariscos cultivadas en Galicia en 2017 "son los mejores resultados registrados desde el 2009, con un incremento de un 20% en facturación y de más de un 15% en volumen de producción".

Pero aún encontrándose en una planta de producción de oreja de mar, la representante de la Xunta no pudo evitar referirse con especial énfasis al cultivo de mejillón en batea, presentándolo como "el máximo exponente" del sector acuícola gallego. Y aprovechando esta intervención para aclarar que es también "el mayor beneficiario de las ayudas en inversiones productivas en acuicultura", hasta el punto de haber logrado el año pasado "el 75% de las subvenciones" totales.

En cualquier caso hay otras circunstancias que parecen explicar el buen momento por el que atraviesa el sector mitilicultor.

Llegados a este extremo hay que aludir tanto a la creciente demanda de producto a nivel nacional e internacional, sin duda gracias a la buena imagen del mismo y, por qué no decirlo, a la implementación de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Mexillón de Galicia, que el año pasado certificó más de 42.000 toneladas de producto, alcanzando así un incremento del 10% respecto a 2016.

También fue clave, como se explicaba anteriormente, la ausencia de episodios tóxicos importantes, convirtiéndose 2017 en uno de los ejercicios con menor incidencia de lo que popularmente se conoce como "marea roja".

En buena lógica, sin las biotoxinas trastocando los planes de cultivo y obligando a prohibir la extracción en los diferentes polígonos la campaña pudo avanzar a un ritmo mucho mejor de lo esperado.

Esta circunstancia, unida al hecho de que se registraran picos de rendimiento muy altos en el mejillón durante buena parte del año -resultando por momentos sorprendentes-, prácticamente desde junio a octubre, hizo que el ritmo de descargas fuera frenético.

Tanto fue así que tras abastecer a los clientes de fresco e industria a un ritmo formidable prácticamente se llegó al último trimestre del año sin molusco en las cuerdas, por lo que fue preciso recurrir a la extracción de molusco correspondiente a la presente campaña, aunque fuera pequeño, para atender los últimos pedidos del ejercicio.

De cualquier modo, como se avanzaba ayer, que Galicia alcanzara tales niveles de producción acuícola y aporte prácticamente el 85% del mejillón cultivado en España no obedece a la casualidad.

La riqueza que atesoran las rías gallegas, la progresiva profesionalización del sector productor y la utilización de las bateas -un método que se ha demostrado el más eficaz de cuantos se emplean en el mundo- se antojan factores clave con los que explicar y entender el por qué de la riqueza mejillonera en la comunidad autónoma.