El estudio de impacto ambiental que se publica ahora, aunque fue redactado en julio de 2017, para el "Proyecto de cultivo experimental de moluscos bivalvos (fase preengorde) sobre unidades de substrato suspendido en la ría de Arousa" hace hincapié en que el desarrollo de policultivos marinos sobre bateas lleva varias décadas en marcha, siendo las diferentes especies de bivalvos las grandes protagonistas de esta actividad.

Se trata, por tanto de consolidar una actividad acuícola aprovechando que "las ventajas del uso de las bateas son múltiples, aunque tal vez sea la optimización del uso del espacio lo que la hace más interesante", sobre todo cuando se trata de sacar partido al alimento que aportan "las masas de agua distribuidas por las corrientes locales y las mareas".

Pero lo que se hace habitualmente es desarrollar la fase de engorde de los moluscos, incorporando la cría obtenida en el medio natural, como se hace con la mejilla o semilla del mejillón, o bien trasladándola a los viveros flotantes desde criaderos existentes en tierra, como ocurre con el preengorde de almejas destinadas a la siembra en medio natural.

A este respecto, dicen los promotores del nuevo proyecto experimental que las diferentes iniciativas llevadas a cabo, sobre todo con especies como la almeja japónica o la fina, parten de semilla de criadero de alrededor de 1,5 milímetros que se engorda hasta que, tras varios "desdobles", alcanza una talla media de 8 milímetros.

Es un proceso en el que "se ha logrado controlar la mortandad" y que "se hace sostenible desde el punto de vista económico".

Ahora bien, el reto que se plantea es el de la innovación. Y lo que quiere el proyecto de cultivo de bivalvos en batea a desarrollar en aguas de A Pobra do Caramiñal es "ampliar las fases del ciclo biológico que pueden llevarse a cabo" en los viveros flotantes e incrementar también "el número de especies, dado que la demanda para siembra en banco natural es creciente" en toda Galicia.

Es por ello que se propone "desarrollar protocolos de manipulación de semilla de diferentes especies, innovando en todo aquello que permita reducir la mortandad durante el proceso en la convicción de su rentabilidad económica y partiendo de la experiencia de los criaderos de semilla en tierra, en donde los ciclos de estas especies están cerrados, las condiciones de cada fase están bien desarrolladas y las mortandades, controladas".

En definitiva, que se pretende aplicar "a flote" la experiencia del cultivo en tierra, tratando de "alcanzar resultados similares" pero sacando provecho "a las ventajas competitivas que supone que se realice sobre batea".

De todo ello se beneficiarán aquellos que dependan de la almeja japónica, fina o babosa, pero también quienes pretendan explotar la ostra rizada, vieira, zamburiña, volandeira, berberecho o coquina, ya que se trata de un proyecto que se plantea como "multiespecífico".

Las instalaciones serán comunes para todas las especies a cultivar, aunque lógicamente las tallas, mallas, manipulación, desdobles y alimentación varían dependiendo de cuál se trate.