En 2007 el entonces alcalde de O Grove, el conservador Miguel Ángel Pérez García, veía como un sueño se hacía realidad. Colocaba la primera piedra de la que había sido -y seguiría siendo en años posteriores- una de sus grandes apuestas políticas y personales: la construcción del Centro de Interpretación da Pesca e a Salga (Cipes).

Era el nacimiento del Museo de la Pesca y la Salazón; una estructura que una década después está absolutamente consolidada y que tras las sucesivas actuaciones desplegadas hasta conseguir el entramado museístitico actual se ha convertido en un punto de visita obligada en la localidad meca.

Enamorado de este entorno privilegiado, al que acude siempre que tiene oportunidad para relajarse, como hacen otros muchos vecinos y también numerosos turistas, Miguel Pérez puso todo su empeño para lograr este museo y después potenciarlo, que es algo en lo que aún insiste en la actualidad como presidente de la Asociación de Amigos do Museo de Punta Moreiras.

Su intención inicial era hacer de este espacio "el museo del pueblo". Y el tiempo parece haberle dado la razón, ya que decenas de grovenses colaboraron en el enriquecimiento de esta exposición permanente aportando todo tipo de objetos relacionados con la pesca, el marisqueo, la acuicultura, la transformación de las algas, la industria conservera y, por supuesto, la salazón.