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Las collareiras sobreviven

La venta de abalorios de conchas resiste al paso del tiempo

Venta de objetos de artesanía elaborados con conchas, en la zona portuaria de O Corgo. // Muñiz

Pasan los años y cambian los tiempos, pero la tradición se mantiene viva en O Grove, donde se siguen vendiendo los tradicionales collares que, junto a pulseras, pendientes y otros muchos objetos o adornos se elaboran de forma artesanal con conchas obtenidas y seleccionadas una a una en las playas mecas.

Puede que cambien las modas, que se implante la compra por Internet o que en los bazares asiáticos se encuentre absolutamente de todo. Pero esos artículos de regalo que las mujeres mecas -y algunos hombres también- aprendieron a elaborar de forma artesanal siendo niñas siguen teniendo un encanto especial.

Su confección y venta se convirtió con el paso de las décadas en un modo de vida; un oficio que permitió salir adelante a muchas familias, generación tras generación.

Y después de tanto tiempo las conocidas como collareiras siguen formando parte del paisaje y la cultura de la localidad, a pesar de todas las dificultades que tuvieron que atravesar y aún atraviesan; a pesar de la enorme competencia que llega de fuera y de que ahora el relevo generacional ya no resulta tan sencillo como antes.

Con el paso del tiempo se introdujeron importantes novedades en este peculiar sector y se apostó abiertamente desde el Concello por la creación de una marca diferenciadora con la que identificar esos abalorios de conchas tan característicos de la localidad meca. Incluso se puso en marcha una ordenanza municipal específica con la que regular esta actividad y se organizaron talleres de formación y exhibiciones con las que dar a conocer este trabajo entre vecinos y visitantes.

Pero independientemente de lo que pudo haber avanzado el sector, y de lo mucho que pudo haber retrocedido, lo único cierto es que la imagen de las collareiras sigue siendo uno de los atractivos de la localidad y uno de los motivos de alegría para muchos de los turistas que eligen O Grove para disfrutar de sus periodos vacacionales, del descanso de fin de semana o, simplemente, de una breve estancia en la villa.

Unos visitantes, por qué no decirlo, que también aprovechan esta Semana Santa para adquirir esos objetos propios de O Grove tanto en la zona portuaria de O Corgo, donde embarcan en los catamaranes de recreo, como en la emblemática isla de A Toxa, ya sea en sus calles -sobre todo a la altura de la capilla de San Caralampio, también de conchas- o bien en el centro de artesanía O Redondo o en el centro comercial La Aldea.

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