Los intensos temporales han permitido al mar devolver a la orilla muchos de los residuos que el ser humano le hace tragar a diario.

Un recorrido por la costa arousana permite encontrar sobre la arena o las rocas todo tipo de desperdicios que poco o nada tienen que ver con el medio ambiente.

Independientemente de la cantidad de algas, trozos de madera y otros elementos naturales acumulados en la costa, hay que lamentar la existencia de una gran cantidad de objetos relacionados con la pesca, el marisqueo y la acuicultura.

Pero junto a redes, nasas y otros aparejos, cuya presencia está, en cierto modo, justificada, se detectan botes de plástico y cristal, latas, bidones, bolsas, trozos de electrodomésticos y un sinfín de residuos sólidos. Lo que hace el mar al escupirlos sobre la arena es, sencillamente, mostrar una pequeña parte de las vergüenzas que esconden sus aguas.