Hace unos días los comuneros de Cea (Vilagarcía de Arousa) volvían a alertar sobre la presencia de vertederos incontrolados en los montes y recordaban que el año pasado identificaban nada menos que 26, doce de ellos en esta parroquia, siete en Rubiáns, tres en Sobrán, dos en Trabanca Badiña y Guillán y otros tantos en Trabanca Sardiñeira.

Se trata, explicaban en la entidad comunal, de vertidos continuos y persistentes; en algunos casos registrados en zonas en las que se había actuado con anterioridad para eliminar residuos, limpiarlas y adecentar el entorno.

Lo cierto es que a los comuneros no les falta razón -ni motivos de preocupación-, ya que los vertederos incontrolados siguen abriéndose camino y afectan tanto a masas arboladas como a cauces fluviales e incluso a embalses diseñados para abastecimiento humano, como el de Castroagudín.

En su entorno y la ruta de senderismo de Fontefría, que avanza por las laderas de Monte Xiabre y permite remontar el cauce del río de O Con, se aprecia una importante cantidad de basura derivada de la irresponsable acción humana.

Un gran montón de plásticos similares a los empleados en los invernaderos, botes de refrescos y cerveza, botellas de cristal y de plástico e incluso neumáticos aparecen esparcidos en las inmediaciones.

Lógicamente la preocupación aumenta por momentos, ya que se trata de una auténtica lacra y de un viejo problema que no parece tener solución, a pesar de todas las campañas divulgativas desplegadas e incluso de creciente presión social y policial

Como ya se explicó en su momento, los comuneros de distintas parroquias de Vilagarcía, como Cea, Rubiáns, Guillán, Sobrán, Trabanca Badiña y Trabanca Sardiñeira, pero también los de O Grove, los de Catoira y los de otras muchas localidades, decidieron actuar para evitar los vertidos y dar con los infractores.

En el caso de los vilagarcianos llegaron a plantear la compra de cámaras de videovigilancia para tratar de acabar con esos vertidos en sus montes, apelando también a una mayor colaboración y presencia del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.

Es cierto que, como reconocen los propios comuneros, parece haberse avanzado notablemente, y cada vez son más los vecinos que tienen el dudoso honor de haber sido sancionados por arrojar escombros en zonas verdes. Pero también lo es que queda mucho por cambiar y mejorar, a juzgar por el preocupante estado que presentan muchos de los montes de O Salnés y Ullán.