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Días decisivos para la escuela rural

La caída de la natalidad supone un grave problema para el mantenimiento de las unitarias de O Salnés, que abren mañana el plazo de matrícula para el próximo curso

Las profesoras del CRA de Ribadumia dramatizaron el cuento de la liebre y la tortuga en una jornada de puertas abiertas, el lunes. // Iñaki Abella

Mañana jueves se abre el plazo en Galicia para la presentación de solicitudes de admisión de los alumnos en los centros educativos de la comunidad. El periodo termina el 20 de marzo, y significará una prueba de fuego para muchas escuelas rurales, que están en la cuerda floja debido al acusado descenso de la natalidad de los últimos años y a la progresiva despoblación de las aldeas.

Una situación a la que no es ajena O Salnés, que el presente curso vio cerrar tres antiguas escuelas unitarias porque tenían menos de seis alumnos matriculados: las de Xil (Meaño), Monte da Vila (O Grove) y Tremoedo (Vilanova). En los dos cursos anteriores también fueron clausuradas una de Pontecesures y la de O Pedroso, en Bamio (Vilagarcía).

¿Qué sucederá este curso? La Consellería de Educación no toma una decisión al respecto hasta que finaliza el periodo de matrícula, en verano, pero lo que suceda durante estos 20 primeros días de marzo ya podría ser indicativo para algunas escuelas unitarias. Porque aquellas que no alcancen las seis solicitudes de admisión podrían ser las próximas en cerrar por orden de la Consellería de Educación.

En el municipio de Vilagarcía, la que sobre el papel corre más peligro es la de Solobeira, que lleva funcionando durante dos cursos consecutivos con seis niños. En apariencia es más holgada la situación de las de Aralde, que actualmente cuenta con 12, de Bamio y de Guillán, pues ésta última roza la veintena de matriculados.

Las escuelas unitarias son un modelo educativo que presenta varios aspectos diferenciales con respecto a la educación en los mismos tramos de edad -de tres a cinco años- con respecto a los centros urbanos. Para muchas familias son la opción ideal no solo por la cercanía del centro educativo, con lo que los niños del rural no tienen que realizar grandes desplazamientos -en Educación Infantil no hay derecho al transporte público, al tratarse de una etapa educativa voluntaria-, sino también porque al haber menos niños, reciben de los profesores un tratamiento más individualizado.

Y hay un tercer aspecto que diferencia la escuela rural tradicional de la urbana, y es que las aulas son generalmente mixtas, con niños de tres, cuatro y cinco años compartiendo trabajo.Una situación que algunos pedagogos consideran la ideal.

La directora del Centro Rural Agrupado (CRA) de Ribadumia, María Dolores Gil Arca, sostiene al respecto que "si un niño de tres años tiene acceso todos los días a una información similar a la que recibe un niño de cinco, su aprendizaje puede ser más rápido. En cuanto a los mayores, adquieren la responsabilidad de ayudar a los más pequeños". En su opinión, las aulas mixtas no tienen desventajas desde el punto de vista pedagógico -a pesar de que admite que muchos padres tienen recelos hacia ese modelo- y ayudan a los niños en el proceso de socialización.

En O Salnés y Ullán funcionan tres centros rurales agrupados (CRA), que son los de Meis, Ribadumia y Valga. Los CRA son agrupamientos de pequeñas escuelas de un mismo municipio, gracias al cual pueden disfrutar de servicios similares a los de un colegio de educación infantil urbano. Los CRA no son garantía de supervivencia de las unitarias, puesto que también pueden perder un aula por falta de alumnos, pero de algún modo pueden ayudar a fijar población dado que ofrecen unos servicios educativos sensiblemente mayores que una unitaria convencional.

Así, por ejemplo, pueden contar con instalaciones impensables en una unitaria, como bibliotecas con miles de volúmenes -la del CRA de Ribadumia tiene 6.000 ejemplares, pero la de una unitaria normal apenas puede disponer de unos pocos centenares-, o profesores especialistas de Inglés, Música, Educación Física o Audición y Lenguaje. En el caso de las unitarias, éstas dependen de otros colegios de referencia, por lo que carecen de una dirección propia, de profesores de guardia estables que puedan cubrir la baja eventual de un profesor, y es el maestro tutor quien imparte Educación Física. "Un CRA es equiparable a un centro educativo grande", prosigue María Gil.

¿Podría ayudar entonces un CRA a garantizar la supervivencia de todas las unitarias de Vilagarcía al hacerlas más atractivas para los padres? A este respecto, el concejal de Educación de Vilagarcía, Argimiro Serén, apunta que es una cuestión que no se ha vuelto a plantear, puesto que hace unos años el Concello se lo propuso a la Xunta, pero no prosperó.

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