La empresa Cobre San Rafael que proyecta la recuperación de la mina de Touro cerrada en 1986 pone de manifiesto su firme compromiso de "corregir cualquier anomalía relacionada con las aguas superficiales" que hayan sido ocasionadas por la anterior empresa e incluso acciones posteriores causantes del nuevo desbordamiento de productos contaminantes al río Brandelos, afluente del Ulla.

El reciente episodio de contaminación ha sido denunciado ayer por la asociación Aldea Viva que a través de un comunicado expone que las últimas precipitaciones "provocaron el rebordamiento de una balsa minera localizada en la corta de Bama, situada a unos cien metros del canal fluvial afectado y elevado a unos 50 meros sobre ésta".

Subrayan que el vertido, de color turquesa-blanquecino forma espuma y agrava de forma preocupante la situación del río Brandelos, que junto con otros cauces fluviales de la zona de afección de las antiguas labores mineras en la zona de Touro experimenta desde hace años un grave problema ambiental por el abandono de las administraciones y los efectos de los drenajes".

A la vez denuncian que la situación descrita es "incompatible" con la Directiva Marco del Agua y sostiene que "la contaminación química de las aguas superficiales representa una amenaza para el medio acuático con efectos como la toxicidad aguda o crónica para los organismos acuáticos, acumulación en el ecosistema y pérdidas de hábitats y biodiversidad, así como para la salud humana".

Y en este sentido, los responsables de la empresa Cobre San Rafael ponen de manifiesto que solo es concesionaria del permiso de explotación de la mina "desde marzo de 2017" y que, por tanto, "no puede ser responsable de las actividades llevadas a cabo en su superficie por anteriores empresas, incluyendo la restauración de suelos mineros con tecnosoles".Subrayan asimismo que "la acumulación de agua de lluvia que, en condiciones de abundantes precipitaciones, puede movilizarse son debidas a la morfología de la antigua explotación". De ahí que recuerden que una vez que se recupere la explotación de la mina también surtirá efecto el compromiso de restauración del yacimiento anterior, que fue abandonado cuando finalizó la anterior explotación en 1986.

La actuación se va a llevar a cabo en 700 hectáreas aunque solo extraerán mineral en doscientas de ellas, con la particularidad de que "la recuperación ambiental se realizará de forma inmediata", explica uno de los geólogos que participan en el proyecto.

La empresa subraya que se trata de un proyecto económico en el que se ofrecen todas las garantías, desde avales, el uso de un circuíto cerrado de agua así como el empleo de una estación depuradora.

También subrayan que la empresa pretende la extracción de arena y cobre en una zona en la que no existen metales pesados como el cadmio o el antimonio, si bien existe presencia de sulfuros "que se guardarán en depósitos estériles". A mayores emplearán productos biodegradables por lo que entienden que el "riesgo es nulo" para el marisqueo en la ría de Arousa.