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La decadencia del sector secundario

El Catastro evidencia el ocaso de la industria local al caer a la mitad el censo de inmuebles

Vilagarcía cuenta con 812 naves y locales con este uso frente a los 1.646 de 2008 - En la última década el cierre de una treintena de empresas del sector en O Salnés dejó a más de un millar de trabajadores sin empleo

Las trabajadoras de Cuca se dejaron la piel en numerosas movilizaciones para intentar evitar el cierre de la fábrica de Vilaxoán. // Iñaki Abella

La industria de Vilagarcía está en completa decadencia. Así lo evidencian los últimos datos de la Dirección General del Catastro, que computan 812 inmuebles de uso industrial en la ciudad -en diciembre de 2017-, la mitad de los 1.646 que estaban inscritos en 2008. Por tanto a lo largo de la última década cientos de empresas se han quedado por el camino.

El padrón catastral reúne todos los bienes inmuebles del municipio y sirve de base para calcular el IBI que cada año pagan todos los propietarios. Así, de los 35.404 inmuebles que están dados de alta en la capital arousana, solo un 2,3% están calificados con un uso industrial.

El secretario comarcal de CIG-Salnés, Xoán Xosé Bouzas "Tupi", apunta que un primer termómetro de la desoladora situación del sector secundario son los polígonos industriales de la zona. "Solo hay que echarles un vistazo. No es que estén desiertos, pero la industria debería ser el motor económico de nuestra comarca y no lo es", valora. Todo lo contrario.

Echando la vista atrás, el responsable de CIG recuerda una treintena de empresas en O Salnés que han cerrado desde el estallido de la crisis en 2008 y que han dejado en la calle a "más de un millar de trabajadores". Y es que el declive de la industria, aunque es más visible en Vilagarcía -el municipio más poblado de la comarca-, se extiende a otros pueblos del entorno.

En el ámbito de la construcción, "Tupi" menciona el cierre de las empresas Cedonosa y Productos Ulla, ambas en Catoira. Vimenca (Vilagarcía), Prefabricados Celas (Meis), Celso Canario (Meaño), Gralicia Pedras Elaboradas (en el polígono de Sete Pías, Cambados) y Hormigones Taboadela (en O Pousadoiro, Vilagarcía) se suman a la lista de sociedades que desaparecieron en los últimos años.

En el campo de la madera, el histórico sindicalista alude a Maderas del Atlántico (Caldas de Reis), Servicasa (Ribadumia), Portaboa, Galepor (sendas factorías en el polígono de A Laxe, Vilagarcía) y Muebles Carballo (Rubiáns, Vilagarcía). También echaron el cerrojo Lougas Muebles, Cainsa (ambas en Caldas), así como Hermanos Buján y Aluminios Somayo en Trabanca Badiña, Vilagarcía.

En cuanto a las empresas de electricidad, han dejado de funcionar Soelga (Meis), Intecga (Caldas), Lime y Abalo Busto (Vilagarcía).

De Megasa a Cuca

En el ocaso de la industria saliniense también figuran factorías del metal y del sector de la alimentación que no sobrevivieron a la crisis económica. En el sector del metal, el caso más sonado fue el de Megasa (en cuyas instalaciones de As Carolinas actualmente se ha construido un hipermercado), aunque según recuerda Xoán Xosé Bouzas, cerraron Hierros Touriño (Dena, Meaño), Traferga (Dena, Meaño), Hierros Arosa (A Laxe, Vilagarcía), Fameca (Caldas), Metal Mecánica Gallega (Ribadumia) y Talleres Mar (Vilanova).

El conflicto laboral más reciente y mayor impacto en la ciudadanía fue el de Lantero, si bien la fábrica continúa funcionando en O Pousadoiro. No ha ocurrido lo mismo con Cuca, cuyas trabajadoras lucharon de un modo incansable por mantener abierta la fábrica en la que muchas de ellas habían crecido. Finalmente no lo lograron y Garavilla clausuró las instalaciones de Vilaxoán, pero las empleadas consiguieron mantener sus puestos de trabajo en otra ubicación, en la fábrica de O Grove.

En el sector de la alimentación también se han quedado por el camino Alfageme (Vilagarcía y Ribadumia), Marsac (O Grove) y Guau (Cambados).

El secretario comarcal de CIG calcula que esta treintena de negocios mencionados dejaron en el paro con su cierre "entre 1.300 y 1.500 trabajadores". "El problema ya no es solo la destrucción de todo este empleo, que también, sino que la industria de O Salnés no ha creado nuevos puestos", lamenta "Tupi".

La inmensa mayoría de estas compañías han aplicado expedientes de regulación de empleo (EREs). "Y en más del 90% los empleados han cobrado sus indemnizaciones del Fogasa (Fondo de Garantía Salarial)", afirma el sindicalista.

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