Los cambadeses compraron el año pasado más coches que en los años anteriores, y aún así el parque móvil de la localidad ha "envejecido". Según datos del padrón municipal del Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica (el "rodaje"), la antigüedad media de los automóviles de los cambadeses es ahora de 13,2 años, sustancialmente superior a la de 2014.

Según los mismos datos, en aquel entonces la antigüedad media de los vehículos se situaba en Cambados en 10,74 años. Pero desde entonces esa cifra no ha parado de crecer, prueba de que muchos cambadeses siguen padeciendo los efectos de la crisis económica y prefieren exprimir al máximo sus coches antes de deshacerse de ellos y comprar otro nuevo.

Así, en 2015, la antigüedad media ya era de 11,5 años, y en 2016 volvió a subir. El pasado ejercicio se confirmó esta tendencia, con un nuevo alza, en esta ocasión del siete por ciento.

Un progresivo envejecimiento que no se ha podido frenar ni siquiera gracias a que en 2017 se matricularon 285 vehículos, lo que supuso la cifra más elevada durante el último lustro.

Charlín apunta que el peor dato fue el de 2013, cuando solo se vieron por las calles 131 coches nuevos, y que a partir de ese momento fue mejorando anualidad tras anualidad hasta llegar a los 216 vehículos nuevos de 2016 y los 285 del pasado ejercicio.

Con estas incorporaciones, el parque móvil de Cambados está compuesto actualmente por 11.952 automóviles, lo que significa "casi un vehículo por cada vecino con edad para conducir", prosigue el concejal de Facenda. Y es que en Cambados hay ahora mismo 12.030 personas mayores de 18 años.

El parque móvil cambadés toca así techo. Hace tres años, los vecinos de esta localidad tenían entre todos poco más de 11.400 automóviles.

Hace unos años, la Dirección General de Tráfico llevó a cabo una polémica campaña al enviar a los ciudadanos una carta en la que recomendaba cambiar los coches cuando sobrepasasen los 10 años. Alegaban que este tipo de vehículos eran menos seguros y que contaminaban más.

Uno de los objetivos de los sucesivos Plan Renove del Gobierno fue, además de insuflar un balón de oxígeno a las marcas automovilísticas y a los concesionarios, renovar el parque móvil español.