El San Amaro meañés vive hoy su segunda jornada, ésta con carácter más festivo, marcada por la degustación de callos por la noche en el recinto de la capilla. Un plato que empieza a cocinarse a fuego lento en los fogones del restaurante Rodiño, que asume el encargo, al filo de la 9 de la mañana, y que interrumpe sus vacaciones -por cuanto el restaurante cierra en estas fechas- para atender este evento.

En total se elaborarán para la ocasión dos ollas, con una capacidad total de 72 litros a rebosar, con las que saciar el apetito de los vecinos en una noche que se presume fría en esta época del año. Cinco son las horas que estarán las ollas en los fogones, dado que el secreto de unos buenos callos, según Isabel Parada, cocinera del restaurante, "es que sean elaborados a fuego muy lento y luego darle un tiempo de reposo". En las ollas se dispondrá una docena de kilos de garbanzos, media de piezas de pata, cuatro kilos de chorizo, así como oreja y otras piezas de carne.