Antón Paz ya era olímpico en 2004 cuando quedó octavo en su categoría en los Juegos de Atenas. Su evolución fue espectacular y en Beijín (China) hizo sonar el himno nacional con la medalla de oro, además de participar en Río de Janeiro como entrenador de la nueva clase Nacra.

Es, por tanto, uno de los maestros de la competición a vela pero que no por ello deja de ser consciente de la dificultad del Nacra.

A pesar de su larguísima experiencia reconoce que cuando se subió por vez primera al Nacra "me impresioné". Y es que el barco alcanza una velocidad de verdadero vértigo para literalmente volar a medio metro del agua.

Y es que el catamarán se impulsa, se levanta y se sustenta sobre sus ligeros apéndices o foil aprovechando la fuerza del viento. Todo un espectáculo que solo los privilegiados pueden ver en aguas de la ría de Arousa durante los entrenamientos de Wakako y Takhaki.